Joazhiño Arroé inicia la carrera mientras su remate ya se le cuela a Penny. (Fernando Sangama/USI)
Joazhiño Arroé inicia la carrera mientras su remate ya se le cuela a Penny. (Fernando Sangama/USI)

Redacción PERÚ21

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CHICLAYO.– Del mar de Ventanilla regresaron. Porque eran ellos, definitivamente. Aparecieron sin que nadie se diera cuenta y alentaron. Allí estaban 'Caíco', Escobar, Tomasini… Eran ellos, los 16 que hace 24 años nos dejaron con el Fokker. Para volver ayer. Para mezclarse con el niño, con el adulto, con el viejo. En Chiclayo, La Victoria, en todo el Perú. Volvieron para ver a su Alianza jugar como campeón. Volvieron para gritar el 2-1 ante Aurich. Volvieron y se quedarán hasta el domingo a la espera de dar la vuelta.

Porque la vuelta está cerca. Porque lo de ayer fue un paso firme. Un peldaño escalado con una buena lectura táctica de Arrué. Grande Villamarín como lateral derecho, enorme Fleitas en la zaga, imponente Ramos en la altura. Jayo y toda su experiencia. Y, además, la desfachatez de Arroé, el hambre de revancha de Montaño, la calidad de Ovelar arriba.

Así llegó el primer gol. Cuando el 'Ciclón' no se hallaba en medio del planteamiento dispuesto por Umaña. Prescindió de Ciciliano en el medio y recostó a Sheput en la banda derecha, limitando su influencia. Y Alianza dijo gracias a los 20'. Bazán, Ovelar y Arroé armaron la fiesta y el del Siena controló y definió.

La visita pudo aumentar antes del descanso, pero se guardó para los 11 segundos de la etapa final, cuando Montaño pasó entre tres y le entregó el gol a Jorge Bazán.

Para entonces ya estaban en la cancha Ciciliano y Ascoy. Parecía demasiado tarde, pero Zúñiga se encontró una pelota en el área chica y descontó.

Luego vino el drama. Ascoy se la perdió solo de cabeza (70') y Zúñiga hizo lo mismo a los 90'. A los 93', Libman salió mal y Tejada cabeceó al travesaño. La pelota botó en la línea y González la despejó de tijera. Pitazo final. Libman besó el poste y los hinchas saltaron hasta el cielo junto con ellos, los inolvidables del Fokker, esa brillante generación que hace 24 años no pudo dar la vuelta. Ayer regresaron para hacer más fuertes a los de ahora. Para empezar a dar la vuelta. Porque son blanquiazules. Hoy, mañana, siempre.