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Redacción PERÚ21

redaccionp21@peru21.pe

Fritz Du Bois,La opinión del directorLeyendo las cartas que Abimael Guzmán le envió al presidente del Gobierno de Transición nos queda claro que los senderistas jugaron muy bien con la antipatía que entonces le tenían a todo lo referente al régimen de Fujimori para lograr una serie de inaceptables concesiones que han hecho que, al día de hoy, más de 3,500 terroristas estén nuevamente circulando por las calles liberados.

En realidad era, desde todo punto de vista, desproporcionado que a solo 6 u 8 años de que fueran inicialmente arrestados, los senderistas ya estuvieran exigiendo un tratamiento privilegiado. Pero lo más lo lamentable del caso fue que se lo otorgaron.

Así tenemos que consiguieron beneficios penitenciarios injustificados que han permitido que inculpados que hoy en día tienen solo alrededor de 40 años y, por ende, se encuentran en la plenitud de su vida, puedan reincorporarse a su agrupación terroristas y tener una segunda oportunidad para tratar nuevamente de tomar el poder e instaurar la dictadura del proletariado.

De esa manera estamos presenciando el resurgimiento de Sendero gracias al inesperado y temprano fortalecimiento que han logrado por el retorno de todos esos cuadros experimentados. Eso explicaría la aparición del Conare así como el incremento en el VRAEM de su capacidad de armar una ofensiva o efectuar más atentados.

Por otro lado, lo que llevó a ese par de de gobiernos a ser tan laxos con quienes fueron, sin duda, los más sanguinarios asesinos de peruanos, fue el odio visceral que le tenían a Fujimori, que al margen de que fuera o no justificado, el hecho es que no se puede gobernar con el hígado o pensando únicamente en cobrar cuentas del pasado.

Al final, la lección que nos deja la desafortunada gestión que permitió la liberación temprana de tanto terrorista inculpado debería de ser que nunca se debe anteponer intereses ideológicos o partidarios al bienestar de los peruanos.