Por: Carlos Basombrío, Opina.21cbasombrio@peru21.com
Con el telón de fondo de una lucha intestina al interior del gobierno, nos hemos enterado, por Carlos Tapia, que habría en Palacio y en la DINI émulos de Montesinos, haciendo seguimiento, escuchas ilegales, difamación, etc. Tapia deja entrever que Humala permite que lo hagan contra miembros del Gobierno, lo que alarma, aún más, pensando en los opositores. ¿Es verdad lo denunciado por Tapia? ¿Existe el riesgo de que, al igual que en el fujimorismo, se cree un aparato ilegal paralelo que ponga en riesgo la democracia?
Las disputas entre facciones están influyendo, también, en el rumbo económico. El proyecto Conga es defendido por el presidente y por el Ministerio de Energía y Minas, argumentando que el EIA sí está bien hecho y la ecología protegida. Frente a eso, el Ministerio de Ambiente sostiene exactamente lo contrario y su informe lo filtra a la prensa para que se convierta en un terremoto. Al día siguiente, el ministro se desmiente parcialmente, con lo que ya no se entiende nada. Siendo la minería, por lejos, la principal fuente de recursos del Estado, cabe preguntarse cuál será, en definitiva, la política frente a esta durante el gobierno de Humala.
El ambiente dentro del gobierno está contaminado por divergencias insalvables. Mientras no se aclare el panorama es imposible que puedan concentrarse en prepararnos para la crisis internacional, en mejorar la seguridad ciudadana y avanzar en inclusión social. Urge por ello definir un rumbo, para que todos sepamos a qué atenernos. El problema es que el discurso y la práctica de Humala dan para pensar que todas las posibilidades están abiertas.