Sofisticada pero alegre, sobria pero súper moderna, la terraza del Moxy Chelsea, rodeada por enormes cristales, nos ofrece inmejorables vistas del Empire State y de la fachada industrial del barrio de Chelsea, en la ciudad de .

Sin embargo, al tocar un botón, las ventanas retráctiles transforman el salón en una terraza al aire libre. Entonces, un DJ comienza a fluir música y el clima al caer la tarde se vuelve ideal para acodarse en una de las barras adornada con gatos y conejos estilizados color rosado. El letrero sobre la cabecera no puede ser más sugerente: Where the magic happens.

Treinta y siete pisos abajo, los huéspedes de este hotel-jardín son recibidos por flores exuberantes que puede seguir conociendo en el invernadero del segundo piso. La combinación de un diseño botánico, el romanticismo italiano y la luz natural convierten a este lugar en un nuevo atractivo para el turismo en el corazón de NuevaYork.

Abandono Chelsea y sus galerías de arte y voy hacia Park Avenue para comer en Upland. Inspirado en la filosofía californiana, este nuevo local balancea la rusticidad familiar con lo elegante: Una bella madera natural y el cuero crean un sofisticado ambiente donde se puede probar una variedad de entradas, pastas, comida internacional, postres y guarniciones, cada uno con el toque especial del chef Justin Smillie. Unos gin & tonic hacen aún más alegre la cena antes de caminar y perdernos entre las luces de Time Square.

Al siguiente día recorro Broadway y el World Trade Center, pero me dejo seducir por la nueva y monumental pared luminosa del Moxy Nueva York Dowtown, de 30 pisos, que sirve como una ventana virtual del tercer piso del edificio. Simplemente alucinante, pero no irreal para el corazón del centro financiero de Nueva York. Adentro hay desde una mini cancha de basket, hasta pasillos alumbrados con colores neón, habitaciones con mecedoras, baños con vistas inmejorables de la ciudad y salas de juegos con clásicos como el pac-man o el fulbito de mano.

Hora de abrir los paraguas. La lluvia se desata mientras camino hacia el AC Nueva York Downtown para observar desde lo más alto la maravillosa vista del puerto neoyorkino.

Saliendo, antes de partir a Brooklyn, visito el amplio estudio de creación de contenidos de ESPN y el 10 Corso Como, un complejo de tiendas de arte, moda y comida italiana situado en la revitalizada área del puerto de South Street.

TERRAZA EN EL CIELO

Cae la tarde en Nueva York y hay que preparar la despedida. Pepe Garnica, un amigo de infancia a quien no veo hace unos 20 años, acaba de tomar el tren en New Jersey para darme el encuentro en el AC Hotel New York Time Square, donde disfrutaremos de una clase maestra de Gin & Tonic en su formidable terraza. Desde aquí y desde las 290 habitaciones, gracias a sus ventanas de piso a techo, se puede observar el icónico perfil de los rascacielos de New York y las calles atestadas de gente las 24 horas.

Hora de partir a Lima, antes paso por el Madison Square Garden, una de las mecas de boxeo donde en 1983 nuestro compatriota Orlando Romero estuvo a punto de coronarse campeón mundial frente al ídolo norteamericano Ray Bom Bom Mancini, quien acabó con sus sueños de un golpe en el noveno round.

En 2009, en el mismo ring, Kina Malpartida obtuvo ese logro frente a Maureen Shea. Pero, esa ya es otra historia.

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