La noche del 15 de Agosto del 2007, un fuerte terremoto sacudió por tres minutos el sur del Perú. En medio de la desgracia y desesperanza, nació un camino hacia el dios de los cristianos, un aliado que se encargó de interceder por sus hermanos iqueños. Así lo afirman sus devotos.

(Renzo Salazar / Perú21)
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José Luis Tipacti, era un niño de diez años. Su pasatiempo preferido era jugar a las canicas y por eso siempre llevaba unas con él. También se divertía jugando media hora en una cabina de Internet, a solo dos cuadras de su casa.

Un mototaxista que era familiar del dueño del local donde se encontraba el niño, comentó que todos se mantuvieron juntos al primer movimiento. Cuando pensaron que la tierra dejaría de vibrar, una réplica los hizo entrar en desesperación. Junto a los demás, José huyó hacia su casa. Fue en ese momento en que una pared cayó sobre él.

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'Chicho', como lo llamaban familiares y amigos, fue encontrado sin vida mientras un medio local entrevistaba a su madre, la enfermera Edith Peñavásquez. Después de encontrar el cuerpo inerte del último de sus tres hijos bajo los escombros, se echó a llorar, pero aún así intentó revivirlo en una camilla desde su casa. No perdía las esperanzas.

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El nacimiento de una fe

Un vecino de la calle Ayacucho le sugirió poner un cruz en el lugar donde 'Chicho' había fallecido. La señora lo hizo así. Al pasar dos meses y medio, Edith encontró a una anciana rezando y dejando flores a la tumba de su hijo. Le preguntó si lo conoció en vida pero no fue así. La mujer le contó que regresaba triste a su casa porque un técnico de electrodomésticos no pudo arreglar su radio y le recomendó comprar una nueva. Al pasar por la tumba del niño, le pidió que le haga compañía, ya que sin su equipo de sonido, sus días serían más solitarios. La anciana asegura que esa misma noche, el artefacto se encendió solo y al día siguiente también. Así que confirmó que 'Chicho' había intervenido.

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Tiempo después, más personas se acercaban a la tumba de 'El Niño del Terremoto'. Una de ellas fue la madre de una niña con leucemia. El médico le había dicho que debido al cáncer terminal, le quedaba aproximadamente tres meses de vida. La mujer acudió a la mamá de 'Chicho' y le pidió una foto suya para que acompañe a su hija y la salve. Edith solo encontró una gorra suya y se la dio. Once años después, Anita es fiel devota de 'Chicho y le agradece el haberle salvado la vida.

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Vianka lleva tatuado en la espalda a 'Chicho'. Ella asegura que el niño del terremoto le concedió dos milagros importantes en su vida. Primero, necesitaba con urgencia un lugar para vivir mejor. Así que se acercó a él, como se lo recomendaron, le pidió que la ayude a encontrar un terreno. Días después, al salir del mercado donde trabajaba, encontró un anuncio, llamó a la dueña y ésta le pidió que se quedará con 26 lotes para administrarlos. Vianka no dudó en compartir su 'milagro' con familiares y amigos. En agradecimiento le construyó una gruta con una estatua de tamaño real con la apariencia de 'Chicho' no tan niño, sino adolescente.

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Años más tarde le detectaron cáncer. Asistió al hospital Neoplásicas en Lima y una mujer que se sentó a su lado le recomendó encomendarse a 'Chicho' antes de entrar a la consulta, sin saber que ya era fiel devota. Dos meses después, Vianka ya no tenía cáncer. Por más que regresaba al consultorio por prevención, los médicos no encontraban peligro en su salud. La enfermedad había desaparecido y no se explicaban el motivo.

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José Luis Carrizales es uno de los muchos devotos que se acerca a la capilla de madera. Lleva en las manos un paquete con estampillas con la foto de 'Chicho 'y el nombre de su madre, que a causa de un infección generalizada, estuvo al borde de la muerte quince días antes de tocar la puerta de la 'gruta' para dejar su ofrenda.

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Pero la historia de 'Chicho' no termina en una capilla. Todos los años, los devotos llegan a su casa con juguetes, ropa y golosinas. La familia y algunos amigos cercanos se organizan con dos meses de anticipación para recolectar los donaciones y organizarlas por edades para luego entregarlas a otros niños de las zonas más pobres del Ica en la época de Navidad.

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'Chicho' se ha convertido casi en un patrón de los niños. Edith, su madre, menciona que no es casualidad que el cumpleaños de su hijo y la fecha de conmemoración del Divino Niño sean la misma: 20 de Julio.

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El 'Niño del Terremoto' no solo reúne seguidores en su capilla. Todos los años celebran una misa en su honor, los devotos asisten desde temprano para poder encontrar un espacio libre durante la misa. La asistencia de fieles sobrepasa el aforo y casi es imposible salir.

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Algunos demuestran su agradecimiento repartiendo por su cuenta imágenes y cuadros en la puerta del templo. Los asistentes se desesperan por recibir al menos un llavero.

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Los padres de 'Chicho' asisten siempre al cementerio a visitar a su tumba para su cumpleaños y el día que falleció su hijo. Llevan pocas flores porque siempre está llena hasta el extremo de ocultar su foto.

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Todos los días, la señora Edith cambia de ropa a la imagen de su hijo. La que ya ha tenido puesta es llevada a su casa para que sea frotada por el cuerpo de las personas que lo deseen. Todo eso acompañado de una oración.

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No es tarea fácil vestir la estatua, menos vigilar que no roben las prendas que lleva puesta. La familia comenta que ha sucedido un par de veces.

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A pesar de que la fe al niño considerado santo por la gente va en aumento, existen muchas críticas hacia la familia. Gente no creyente acusa de aprovecharse del dinero de limosnas y donaciones. Miembros de la iglesia protestante le atribuyen fama al ‘diablo‘. La señora Edith responde a eso abriendo las puerta de su casa todos los días. Afirma que todo el dinero recaudado es empleado en estampas que se reparten todo el año en su casa y no permite que se lucre con la imagen de su hijo.

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Es común toparse con una estampa de 'Chicho' en los taxis y mercados de la zona. La gente le agradece los milagros y el haberles devuelto la fe.

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Cada vez hay más seguidores de 'Chicho', solo hace falta ver el interior del templo de madera, casi no hay espacio para colocar más fotografías de familiares de devotos que llegan con la esperanza de que el niño que está cerca de Dios los ayude.

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