El páncreas es un órgano del aparato digestivo que participa en la digestión. Está situado en el abdomen, por detrás del estómago y por delante de la columna vertebral, y precisamente, por esta difícil localización, examinarlo de forma rutinaria es difícil. Por ello, las enfermedades que lo afectan suelen ser detectadas cuando ya están avanzadas. Una de las más peligrosas es el cáncer de páncreas.
El oncólogo Juan Carlos Samamé, de la Clínica Aliada, señaló que en el Perú los diagnósticos de cáncer de páncreas han aumentado en 30% en los últimos cinco años. Según el último reporte de Globocan 2018, cada año se registran cerca de 1,600 nuevos casos y más de 1,430 personas fallecen por esta enfermedad.
Detectar este tipo de cáncer no es fácil, pues no hay pruebas específicas de detección temprana como en el cáncer de cuello uterino o de mamas. La enfermedad se manifiesta cuando ya está muy avanzada y es poco lo que se puede hacer.
“En la mayoría de casos se suele confundir con problemas gastrointestinales. Un dolor muy vago en el estómago puede ser una indigestión o una gastritis, pero también puede ser una señal de alerta, sobre todo si es una molestia frecuente que se presenta en periodos cada vez más seguidos”, advirtió Samamé.
El oncólogo recomendó a las personas con molestias abdominales frecuentes y que no ceden a los tratamientos acudir al especialista para realizar un descarte con exámenes especializados, pues esta neoplasia no es detectable con una ecografía o una endoscopia. “El estudio ideal es una tomografía de abdomen y, aunque podría tratarse de la vesícula u otro órgano, también podría encontrarse el cáncer de páncreas de forma inicial”, manifestó.
El médico alertó que hay hábitos nocivos que afectan el páncreas, como el abuso del tabaco y el alcohol, el sobrepeso y la mala nutrición, que se concentra en el consumo de carnes rojas y comida chatarra. Además, señaló que los pacientes con diagnóstico de diabetes también son más propensos a esta enfermedad.
Sostuvo que la forma de cuidar el páncreas es realizar actividad física regular, tener una alimentación balanceada y evitar el cigarro y el alcohol, pero, sobre todo, realizar chequeos rutinarios y no pasar por alto ninguna molestia gástrica.