El cáncer de esófago se presenta con más frecuencia a partir de los 60 años y no suele presentar síntomas hasta que se encuentra en una etapa avanzada, destaca el Dr. Sebastián Hoefler, jefe de Cirugía Oncológica Digestiva de FALP.
El cáncer de esófago se presenta con más frecuencia a partir de los 60 años y no suele presentar síntomas hasta que se encuentra en una etapa avanzada, destaca el Dr. Sebastián Hoefler, jefe de Cirugía Oncológica Digestiva de FALP.

De acuerdo a Globocan, se diagnostican alrededor de 348 nuevos casos de en el Perú. Esta patología, que se presenta con mayor frecuencia en hombres que en mujeres, tiene como principales factores de riesgo para su desarrollo la obesidad, tabaquismo y alto consumo de alcohol.

Existen dos tipos de cáncer de esófago: el carcinoma escamoso, que se origina principalmente en la parte alta y medio del tubo que transporta alimentos y líquidos desde la boca hasta el estómago; y el adenocarcinoma, que se genera en la zona inferior de ese conducto. Esta última está asociada a la obesidad y al reflujo gastroesofágico, una alteración bastante usual que se expresa por medio de la acidez y devolución de la comida (o regurgitación).

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El reflujo gastroesofágico consiste en la devolución de manera frecuente hacia el esófago de los contenidos del estómago, los que incluyen ácidos estomacales y bilis. Si este reflujo se prolonga en el tiempo se puede generar una condición llamada Esófago de Barret, que modifica el revestimiento de las paredes del esófago y puede ser uno de los principales factores de riesgo para desarrollar un adenocarcinoma de esófago y desencadenar un tumor maligno”, explica el Dr. Sebastián Hoefler, jefe de Cirugía Oncológica Digestiva de FALP.

Para prevenir el cáncer esofágico, es importante seguir un tratamiento que permita controlar el reflujo, así como tener una dieta equilibrada -que incluya frutas y verduras-, evitar el cigarro y bebidas o comidas muy calientes que estén a altas temperaturas. Implementar estos hábitos puede evitar la aparición de esta patología, que eventualmente progresa con rapidez y suele diagnosticarse de manera tardía, porque la decisión de consultar se va dilatando.

El cáncer de esófago es descrito a menudo como "el asesino silencioso" porque se presenta al principio sin síntomas, o con síntomas que suelen ser fácilmente ignorados.
El cáncer de esófago es descrito a menudo como "el asesino silencioso" porque se presenta al principio sin síntomas, o con síntomas que suelen ser fácilmente ignorados.

El método principal para el diagnóstico del cáncer de esófago es a través de la endoscopia, que en etapas avanzadas presenta disfonía, nódulos en el cuello y ganglios inflamados. En ese escenario, las terapias son la quimioterapia y radioterapia, que tienen como propósito resolver problemas para alimentarse y reducir el tumor o instalar una prótesis para abrir el esófago. “Sin embargo, cuando la detección es oportuna, es posible hacer una resección (extracción) endoscópica o, si el tumor es un poco más grande, realizar una cirugía, que es bastante compleja y riesgosa, porque involucra varias zonas del cuerpo (abdomen, tórax y cuello). Si no hay metástasis, antes de la operación se administra un tratamiento que combina quimioterapia y radioterapia”, señala el Dr. Hoefler.

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