El bizarro tratamiento que podría salvar tu vida. Foto: Shutterstock
El bizarro tratamiento que podría salvar tu vida. Foto: Shutterstock

No todos los microbios y bacterias son malos. Esta corta frase de ocho palabras es algo que tendrá que tener muy en cuenta para comprender más fácilmente cómo es que un trasplante de heces es más efectivo que los antibióticos convencionales para la recurrente infección por ‘Clostridioides difficile’, un tratamiento médico que la comunidad científica viene estudiando a fondo para otro tipo de males que amenazan, incluso, nuestra salud mental.

Pero, lo que seguro se está preguntando es: ¿Cómo las heces de otra persona pueden ayudar a uno a curarse de una infección? Y es que si mapeamos todas las palabras alrededor de ‘excremento’, lo último que se nos viene a la mente es una medicina o algo parecido. La clave aquí es la microbiota intestinal y el impacto que tiene sobre nuestra salud en general.

¿Cómo se originó la idea del trasplante fecal? ¿Para qué sirve? ¿Cómo se lleva a cabo? ¿Ha tenido ya casos positivos? ¿Cuál es el futuro de la ‘medicina fecal’? Estas y otras preguntas serán respondidas a continuación.

Una microbiota desequilibrada puede provocar enfermedades intestinales muy serias.
Una microbiota desequilibrada puede provocar enfermedades intestinales muy serias.

Tratamiento con historia

Si bien para muchos el trasplante de heces puede ser algo novedoso, incluso sonarle a un ‘nuevo descubrimiento’, esta práctica es antigua. La ‘sopa amarilla’, por ejemplo, era bebida en el siglo IV después de Cristo en China para el tratamiento de diarrea infecciosa... y no era nada más que un preparado de heces secas o fermentadas, muy utilizada para infecciones producto de intoxicaciones alimentarias, por ejemplo.

En 1958, el cirujano Ben Eiseman administró enemas fecales a sus pacientes en Denver, Colorado, que padecían de infecciones graves y recurrentes por Clostridioides difficile, procedimiento que demostró ser muyeficaz. Pese a ello, no recibió la atención que tal vez merecía.

En 2013, el gastroenterólogo de la Universidad de Ámsterdam, Josbert Keller, y su equipo, aleatorizaron a los pacientes con Clostridioides difficile recurrente en tres grupos: El primer grupo recibió vancomicina, un lavado del colon con un laxante fuerte y un trasplante fecal. El segundo recibió vancomicina y lavado de colon, y el tercero solo recibió vancomicina. Al grupo que le hicieron el trasplante le fue mucho mejor que a los otros dos grupos.

Tan positivos fueron los resultados que el estudio tuvo que detenerse antes de tiempo, ya que se consideró poco ético continuar.

Anatomía del intestino delgado en un manual médico chino publicado en 1537, durante la dinastía Ming
Anatomía del intestino delgado en un manual médico chino publicado en 1537, durante la dinastía Ming

Clostridioides difficile, el punto de partida

Esta bacteria, según Mayo Clinic, provoca una infección en el intestino grueso, generalmente en el colon, órgano al cual pone en peligro, provocando diarreas, y se presenta generalmente después del uso de antibióticos, afectando en mayor medida a los adultos mayores internados en hospitales.

Solo en Estados Unidos, 200 mil personas se infectan anualmente con esta bacteria, una cifra menor que los años anteriores, pero igual de preocupantes. El Clostridioides difficile debilita el organismo del huésped, causando que se generen toxinas que destruyen el revestimiento del intestino afectando la microbiota de este, algo que, de no tratarse a tiempo, puede tener trágicas consecuencias.

¿Cómo se relaciona esta bacteria con el consumo de antibióticos? Fácil, al tomar estos medicamentes en grandes cantidades, se favorece la disbiosis, es decir, una alteración en el equilibrio microbiano del intestino, dándole mayor espacio al Clostridioides difficile para desarrollarse sin problemas, causando las toxinas que a la larga dañarán seriamente nuestro buen intestino grueso.

Paradójicamente, tratar la infección por Clostridioides difficile con antibióticos hace que esta se haga, potencialmente, más fuerte. Es aquí donde el trasplante de heces entra en escena como el tratamiento salvador.

Clostridioides difficile, una bacteria que florece en una flora intestinal que es arrasada por antibióticos.
Clostridioides difficile, una bacteria que florece en una flora intestinal que es arrasada por antibióticos.

Residuos sólidos en acción

En el marco del tratamiento contra la Clostridioides difficile, el trasplante fecal restablece el metabolismo de la bilis, que es cometabolizado por bacterias que a su vez bloquean la germinación de esta, controlando la infección de manera eficaz a diferencia de una carga de antibióticos, que fortalece, paradójicamente, a la infección.

Es probable además que este tratamiento produzca una especie de “biorremediación”, en el cual los microorganismos donantes consumen y descomponen las toxinas generadas por la Clostridioides difficile, repoblando la microbiota tras ello. Es algo parecido a apagar y volver a encender una computadora, un reinicio del sistema de inmunología de nuestro querido intestino.

Si bien ahora conocemos cómo luchar contra esta tenaz y oportunista bacteria, esto nos lleva a una pregunta importante: ¿Cómo es que introduzco heces de otra persona en mi cuerpo? La respuesta no es tan sucia como uno se imaginaría, aunque no deja de ser, por decirlo menos, ‘rara’.

El trasplante de heces tiene el objetivo de repoblar de bacterias nuestra flora intestinal y que funcione nuevamente de forma natural.
El trasplante de heces tiene el objetivo de repoblar de bacterias nuestra flora intestinal y que funcione nuevamente de forma natural.

Deposiciones y prejuicios

Si bien no es el tratamiento más glamoroso que la ciencia ha podido crear, es efectivo y es lo que cuenta. Clínicamente, el trasplante de heces es un “trasplante fecal de microbiota”, un nombre más exacto, y algo más concebible. El objetivo: repoblar el intestino del paciente con los microbios de una persona sana.

Para este proceso, normalmente, se utiliza como donante a un familiar del paciente, para que las bacterias intestinales sean similares. Se toma la muestra en primer lugar y se la mezcla con solución salina y agua utilizando la mano o una licuadora convencional. Posteriormente, se filtran y ya está listo para ingresar en el organismo del paciente.

A partir de ello hay varias rutas para introducir esta mezcla, que se dividen en dos: por la boca o por el recto. Se ha realizado con enemas, colonoscopias, o incluso por vía oral con una cápsula (que tiene dentro el menjunje) o por un tubo nasogástrico o nasoduodenal.

Si bien este método es efectivo con esta enfermedad, los científicos tienen planes a futuro, no solo para tratar infecciones intestinales con la donación de heces, sino de obtener ‘cócteles de bacterias’, que se pueden usar en tratamientos de distintas índoles. Una especie de antibiótico opuesto que podría ser clave en la medicina.

El trasplante de heces tiene un proceso que debe seguirse para que el paciente reciba una dosis óptima de microbiota intestinal.
El trasplante de heces tiene un proceso que debe seguirse para que el paciente reciba una dosis óptima de microbiota intestinal.

El futuro es marrón

El trasplante de heces es punto de investigación, con diversos grados de éxito, en cientos de ensayos en todo el mundo. Estas incluyen peruebas para enfermedad inflamatoria intestinal, síndrome del intestino irritable, obesidad, desnutrición aguda, diabetes, artritis, encefalopatía hepática (disminución de la función cerebral con enfermedad hepática grave), trasplantes de hígado, cáncer de piel, enfermedades autoinmunes, Alzheimer, afecciones del neurodesarrollo, trastorno bipolar, pérdida de cabello, depresión, enfermedades neurodegenerativas e infecciones recurrentes del tracto urinario, por nombrar solo algunas.

Toni Gabaldón, Profesor de investigación ICREA y jefe del grupo de Genómica Comparada del Instituto de Investigación Biomédica (IRB Barcelona) y del Barcelona Supercomputing Centre (BSC-CNS), indicó en declaraciones a SMC España que, con los estudios que vienen, “la técnica evolucionará hacia trasplantes más selectivos, no ya de toda una microbiota fecal, sino de comunidades microbianas definidas, diferentes según el paciente y la indicación. Para llegar allí nos queda un arduo camino de investigación básica y aplicada”.

La ciencia investigará si el tratamiento es aplicable en otros casos, enfocándose más en las bacterias y sus efectos en nuestra salud.
La ciencia investigará si el tratamiento es aplicable en otros casos, enfocándose más en las bacterias y sus efectos en nuestra salud.

¿Existen riesgos?

La relación entre nuestra salud como individuos y la salud de nuestra microbiota intestinal es objeto de investigaciones científicas a partir de lo logrado por el trasplante de heces para solucionar el tema de la Clostridioides difficile, sin embargo, no es el único mal relacionado a la biología intesntinal.

Se ha vinculado al microbioma a enfermedades inflamatorias intestinales, a la diabetes, al Parkinson e incluso a la depresión, el autismo y a si los medicamentos contra el cáncer son eficaces o no. Sin embargo, hay posibilidades de que puedan haber consecuencias negativas no intencionadas en este tratamiento.

Según recoge la BBC, en 2015 hubo un informe sobre una mujer que engordó 16kg y pasó a ser clasificada como obesa a raíz de un trasplante de heces de su hija. También está el riesgo más obvio de transferir con el trasplante microbios peligrosos que causan otras enfermedades.

Esto ha provocado que se vengan puliendo los métodos para seleccionar donantes de materia fecal, pues la demanda de trasplantes fecales ha generado toda una industria. Ahora, al igual que con la donación de órganos, los donantes deben ser evaluados cuidadosamente para asegurarse de que no alberguen enfermedades transmisibles o parásitos.


Se usa todavía la inyección de heces por el ano para curar la infección Colstridium. (Foto: circoviral)
Se usa todavía la inyección de heces por el ano para curar la infección Colstridium. (Foto: circoviral)

Heces salvavidas: un caso emblemático

Uno de los casos más famosos y de gran éxito fue el de un paciente llamado Raymond, quien en Gran Bretaña era conductor de autobús por más de 20 años, trabajo que tuvo que dejar su trabajo y jubilarse antes de tiempo por unos problemas cardíacos genéticos. Como cada persona, Raymond tenía billones de microbios en sus intestinos.

Posteriormente, el hombre tuvo más complicaciones médicas. Una neumonía apareció y fue ingresado en un hospital londinense, donde fue tratado con antibióticos de emergencia. Sin estos, hubiera muerto indefectiblemente, siendo dado de alta una semana más tarde. Si bien se creyó que este era el fin de sus males, la tormenta no hacía más que empezar.

Aparecieron entonces la diarrea, náuseas incapacitantes y cólicos abdominales muy fuertes que no le permitían conciliar el sueño. Esto, sumado a su situación cardiaca y que hubiera salido recién de una neumonía, le hicieron la vida imposible.

Volvió al hospital al cual había asistido semanas antes, pero en estado sumamente crítico. Y así fue que diagnosticaron el Clostridioides difficile, una infección que había adquirido en el propio hospital y que, sumado al cóctel de antibióticos que recibió, floreció en medio de una microbiota fulminada en su intestino. Como los antibióticos ya no eran la respuesta, se recurrió al trasplante de heces.

¿El resultado? A los tres días de recibir el trasplante de microbiota, estaba fuera de cama. Y los males que lo aquejaban fueron desapareciendo hasta que su recuperación fue total.

El bizarro tratamiento que podría salvar tu vida.
El bizarro tratamiento que podría salvar tu vida.

Si bien hemos pasado hablando de heces más tiempo del que puede llegar a ser cómodo para muchas personas, debemos tener en cuenta que todo lo que gira alrededor de este tratamiento ha evitado que podamos enfocarnos adecuadamente en la microbiota intestinal y su impacto en la salud humana.

El trasplante de materia fecal se ha vuelto una herramienta crítica y fascinante que servirá para desbloquear los secretos que se esconden en nuestros intestinos, y algunos científicos ya definen tratamientos a partir del trasplante de heces para prevenir futuras pandemias de patógenos que sean resistentes a los antibióticos o que se alimenten de estos, como es el caso de la Clostridioides difficile.

Un microbioma estable y diverso puede asegurarnos un buen estado de salud, así como una forma de replantear nuestra forma de ver a las bacterias, que no siempre son los malos de la película, sino todo lo contrario, podrían ser uno de nuestros mejores aliados de cara al futuro de la medicina.

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