El dolor en esta enfermedad suele describirse como descargas eléctricas, quemazón o ardor intenso. La especialista advierte que el riesgo de sufrir herpes zóster es mayor en personas con condiciones como enfermedad renal crónica, enfermedad cardiovascular, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, asma o diabetes mellitus y aumenta en poblaciones inmunocomprometidas como personas con cáncer, trasplante, VIH, artritis reumatoidea o enfermedad inflamatoria intestinal.