Chupones, chupetes, cigarrillos: ¿Por qué tenemos una fijación oral desde pequeños y qué significa?
Chupones, chupetes, cigarrillos: ¿Por qué tenemos una fijación oral desde pequeños y qué significa?

Desde el nacimiento, la gran mayoría de personas desarrolla una fijación de tener objetos en la boca. Chupones, chupetes, cigarrillos, entre otros. ¿A qué se debe este singular apego? especialista en educación y psicología infantil, en conversación con Perú21, explicó las razones de este comportamiento común en muchos.

Para el experto, tener algo en la boca no significa la ausencia de algo durante la infancia. Es, al contrario, un instrumento de poder.

“No les falta algo necesariamente. La conducta de succión o tener ocupada la boca es algo muy primario e inicial que asegura el primer contacto con el mundo. Por cientos y miles de años, succionar era la única forma que un recién nacido tenía para alimentarse. Es una de las necesidades más elementales y una las primeras fortalezas. No se trata solo de una necesidad, sino de un poder. El único poder que tiene un bebé es llorar y succionar”, asevera.

Según señala Lerner, los recién nacidos conocen el mundo a través de sus bocas.

“Durante un tiempo importante, el niño conoce el mundo a través de la boca. Lo conoce llevándose los objetos a la boca. Los chupa o los lame y eso le da información. Es una manera de analizar y aprender. Fuera de que es un elemento que asegura su supervivencia, es también un instrumento que le da poder y conocimiento. Es algo elemental y básico”, indica.

De acuerdo al especialista en educación, existe una idea errónea sobre el prolongado uso de chupón durante la niñez.

“Es algo muy antiguo. Se ha prestado mucho a distintas modas en el mundo de la educación. En inglés, chupón es pacifier. Es algo que te da paz y te mantiene entretenido. Uno lo que quiere es que los niños estén tranquilos y tener algo en la boca lo logra. Induce tranquilidad. ¿Cuánto tiempo? Eso depende mucho de las culturas. Dentro de la cultura occidental, hubieron épocas, en las que se trató de transmitir la idea de que el mundo es difícil a los niños y que por eso no debían usar chupón. En otras, se les deja el chupón hasta que ellos solos lo dejen”, resalta.

Asimismo, Lerner señala que los pequeños no dejan de usar el chupón porque este les deja de causar placer, sino porque eventualmente termina convirtiéndose en un obstáculos para enfrentar el mundo.

“El chupón no se deja porque ya no es rico. Si yo pudiera tomar mi whiskey en mamadera, lo haría. Hay muchas cosas que el niño no puede hacer con el chupón en la boca. El pequeño empeiza a hablar o cantar las canciones que te enseñan en el nido. Por más placentero que les parezca el chupón, tenerlo en la boca le impide hacer otras cosas que terminan siendo más importantes. Ya se trata de un mundo que ya no gira únicamente en estar recostado o durmiendo. Finalmente, el chupón es dejado de lado”, acota.

¿SE EXTIENDE ESTA FIJACIÓN EN LA ADULTEZ?

Roberto Lerner advierte que este comportamiento puede extenderse en nuestra etapa de adultos: “Chupones, chupetes, cigarrillos, sorbetes, chicles, son cosas que nos remiten a ese placer antiguo y a ese reflejo que está ahí. Algunos lo disfrutan más que otros. No sé si es añoranza, recuerdo o falta de algo, pero está ahí a flor de piel. No niego que existan casos en los que se pueda hablar de una personalidad oral, pero básicamente se trata de algo común que nos remite a momento previos del desarrollo. Hay niños más ávidos y que les gusta explorar más”.