Redacción PERÚ21

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Hace unas semanas los ojos del mundo estuvieron en , donde una adolescente trans desafió la discriminación y logró ingresar a estudiar a un colegio para mujeres, género con el que se identifica.

Muchas voces surgieron a favor y en contra del logro personal de Arlén Aliaga, aliviada de finalmente poder ejercer libremente su identidad de género sin ser discriminada ni víctima de prejuicios.

También celebró esta pequeña batalla ganada la madre de la adolescente, que declaró a la prensa sentirse "feliz y tranquila" por su hija de 18 años.

A propósito de ello, la ONG Presente publicó la carta abierta de una madre de un niño trans, texto con una profunda reflexión a favor de la diversidad y la inclusión.

"La emoción que sentí cuando me dieron la noticia que sería mamá de una niña era indescriptible. ¡Mi primera hija! Corrí a buscar libros de maternidad, hice todo lo que me aconsejaban: desde consumir alimentos ricos en Omega 3 hasta ejercicios especiales. Así transcurrió mi embarazo hasta que llegó agosto del 2003. Nació “mi hija” por parto natural. Una hermosa niña. Mi corazón estallaba de felicidad. ¿Cuántos planes tenía para ella? Y así transcurrieron sus primeros años, entre violín, atletismo, natación y mucho amor. No obstante, a la edad de 4 años, empecé a notar algo distinto: le molestaba mucho que le pusiera vestidos, no jugaba con muñecas, solo quería carritos, detestaba el color rosado y, cuando íbamos a comprar ropa, siempre se iba a la sección de niños. Mi corazón de madre me decía que algo estaba pasando. Acudí a un especialista en niños (y psicólogo a su vez), quien me tranquilizó. Me dijo que era una “niña linda”, que los niños son impredecibles, que no tenían sentido mis temores y que me preocupara a partir de los 12 años, que es la edad en la que entran a la pre adolescencia", inicia el texto.

Transcurrieron los años y su alegría se fue apagando. A la edad de 10 años y con una enorme tristeza, me contó que los niños no querían jugar con ella porque la veían rara. Aún recuerdo cuando llorando me decía: “Pero yo sólo quiero jugar”. Hasta ese momento ni ella ni yo entendíamos lo que sucedía. Me decía: “Soy un niño en el cuerpo de una niña”. A partir de ese momento, nos pusimos a investigar. Aquí en Perú los psicólogos me mandaron todo tipo de pruebas hormonales para ver si había algún problema hormonal, pero todo salió normal", continúa.

"Mi hija ya tenía 13 años y entró en una depresión tremenda: noches sin dormir, mucha tristeza, ansiedad, entre otros desórdenes. Hasta que, al fin, descubrimos que había una condición llamada “transgénero”: personas cuya identidad de género no corresponde a su cuerpo físico. Todos estos descubrimientos están sustentados en documentales y bibliografías. Esta es una condición que existe desde que existió la humanidad. Hoy me siento más tranquila al saber que no estamos solos y que tengo un hijo maravilloso a quien amo, respeto y protejo. Y, aunque nuestra sociedad se rehúsa a aceptar que existe la diversidad, tengo la esperanza de una sociedad mejor donde prime el Ser Humano como tal. Sin importar su raza, religión o condición; donde a la persona se le aprecie por quien es; por sus valores, sus capacidades y talentos, y no por su apariencia física. Si tu eres madre y estás pasando por una situación similar, no te asustes ni te
avergüences. Solo ama a tu hijo y edúcate. No guardes rencor en tu corazón porque es la ignorancia en este tema la que insensibiliza los corazones de la gente. Si quieres contarme tu historia, escríbeme a mama@presente.pe", finaliza.

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