La especialista recomienda estar atentos a cualquier cambio en la composición de los medicamentos y sus características físicas como: sabor, textura, olor y color. Además, indica que cualquier alteración en la estructura de los fármacos puede causar que estos dejen de tener el mismo efecto y, si bien en la mayoría de los casos su ingesta no genera efectos adversos, existen condiciones que requieren tratamientos crónicos como la hipertensión, diabetes, epilepsia, enfermedades respiratorias, en las que perder su eficacia puede poner en peligro la vida del paciente.