Son las seis de la mañana, el despertador suena por primera vez. Con los ojos entreabiertos, muchas personas hacen lo mismo: estiran la mano, aplastan el botón de "snooze" y se prometen cinco minutos más. Sin embargo, lo que parece un inofensivo placer matutino puede tener consecuencias negativas en el descanso y la salud, según expertos.
El doctor Joaquín Terán, especialista consultado por la BBC, explicó que atrasar el despertador puede aumentar la temperatura corporal y promover el sueño ligero. Este hábito también refleja, en muchos casos, una carencia de horas suficientes de sueño. “Cuando alguien necesita despertarse usando varias alarmas, a menudo hay una falta de sueño detrás de eso”, señaló.
El problema surge cuando el cuerpo, al escuchar la alarma inicial, comienza a salir del estado de sueño profundo, pero al posponerla, intenta regresar al descanso. Este vaivén puede generar somnolencia prolongada y aturdimiento, conocido como "inercia del sueño". “Lo ideal es que nuestro cuerpo despierte de forma gradual, siguiendo los ritmos circadianos, no de manera brusca”, añadió.
La calidad del sueño depende, en gran medida, de los hábitos nocturnos. Según los especialistas, los despertares interrumpidos por múltiples alarmas contribuyen a un descanso fragmentado que resulta menos reparador. Por eso, se recomienda adoptar prácticas de higiene del sueño para evitar la necesidad de posponer la alarma.
El doctor Terán enfatizó: “Despertarse espontáneamente, en respuesta al estímulo lumínico natural, sería lo más adecuado. Varias alarmas alteran la organización de los ciclos de sueño y vigilia”.
Consejos para mejorar la calidad del sueño
Combatir el cansancio acumulado y establecer una rutina saludable es esencial para enfrentar esta etapa del año con energía. Aquí algunos consejos basados en recomendaciones de expertos:
- Establecer horarios regulares: Mantener un horario fijo para acostarse y levantarse, incluso los fines de semana, favorece la sincronización del reloj biológico.
- Reducir la exposición a dispositivos electrónicos: La luz azul de pantallas puede inhibir la producción de melatonina, afectando la capacidad de conciliar el sueño.
- Crear un ambiente propicio para dormir: Una habitación oscura, fresca y en silencio facilita un descanso profundo y continuo.
- Evitar estimulantes antes de acostarse: Reducir el consumo de cafeína, alcohol o comidas pesadas en las horas previas al sueño puede marcar una gran diferencia.
- Incorporar una rutina relajante nocturna: Leer, realizar ejercicios de respiración o practicar meditación ayuda a preparar el cuerpo para el descanso.
Dormir menos de 7 a 8 horas por noche no solo afecta el estado de alerta, sino que también puede tener consecuencias graves para la salud física y mental. Problemas como el estrés, la disminución de la capacidad cognitiva y el debilitamiento del sistema inmunológico son solo algunas de las repercusiones.
Por ello, priorizar el descanso y romper con el hábito de posponer la alarma es clave para garantizar un inicio de día más productivo y enérgico.
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