¿Deberías lavar los dientes de tu perro? Aquí te damos unos consejos

Los dientes se han adaptado para cada cuerpo de ser viviente según sus funciones. No podemos comparar a nuestros dientes, acostumbrados a comer “de plato”, con los dientes de animales cazadores como el león o hasta las pirañas. Con eso en mente, tenemos que buscar que cada animal tiene distintas necesidades.

Los dientes de los perros destacan a comparar con los dientes de los humanos por posición inclinada y la conformación puntiaguda. Con ello, evitan en gran parte adquirir caries.

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Los dientes de los perros tienen tres funciones:

• Incisivos: sujeción del alimento.
• Caninos: sujeción y desgarro del alimento.
• Molares y premolares: trituran el alimento.

Aparecen los dientes de leche recién al mes de nacer. Los definitivos luego aparecen, poco a poco, entre los 3 y los siete meses de edad del cachorro. Pero si no tenemos cuidado, puede surgir alguno de estos problemas para los dientes de nuestro cachorro:

• Adoncia o agenesia: falta de algunas piezas dentales.
• Poliodoncia: aparición de más piezas de las habituales.
• Dientes permanentes: aquellas piezas de leche que no son sustituidas de forma natural y que han de ser extraídas por el profesional para no alterar la adecuada posición del resto de piezas. Este es un problema relativamente frecuente en razas pequeñas y toy.

Muchos dueños de perros no infundan la limpieza oral a sus mascotas porque no sabrían por donde empezar. En esos casos, lo recomendable sería acudir a un profesional que nos recomiende cuando educarlo. Lo más recomendable es enseñarle, desde pequeño y de forma cariñosa, el abrir y cerrar el hocico para la necesidad de la limpieza. Eso hará que el animal colabore más a la hora de la limpieza y abran el hocico sin rechistar.

Si el cepillo y la pasta dental no es suficiente, también se venden alimentos que tienen habilidades que permiten limpiar los dientes de tu mascota. Aparte de eso, lo recomendable sería evitar que el perro consuma cualquier tipo de comida que empeoraría su estado de salud: manzanas, huesos, pan duro...Cualquier cosa que empobrezca sus dientes.

Lo que se querría evitar, en todo caso, fuera que se llegase al nivel de que el halitosis (mal aliento) sea una gran incomodidad para vivir; o el llegar a padecer tanto dolor en las muelas que el perro ya no pueda ni masticar su comida.

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