Samantha Aguilar

Jordi, es el menor del clan de los hermanos Roca: Joan y Josep, propietarios del restaurante español El Celler de Can Roca, el mismo que tiene en su haber tres estrellas Michelin.

Considerado como uno de los mejores pasteleros del mundo, Jordi Roca es el más curioso de los Roca. Le hace frente a la distonía que le impide hablar a un volumen regular. Sin embargo, él vive intensamente, mostrando su mejor versión.

Su nueva aventura se llama que se ve reflejada en un libro, y pronto en un documental y un restaurante en el que trabajará y difundirá el cacao peruano.

Para hacer realidad este proyecto y conocer más allá del origen del dulce favorito de grandes y chicos, Jordi —junto al periodista gastronómico Ignacio Medina— viajó por Ecuador, Colombia y Perú para empaparse de todo el proceso de producción del cacao. En nuestro país, visitó comunidades de Piura y la Amazonía peruana que se dedican al cultivo del fruto.

¿Con cuál cacao te quedas? “Con todos, no hay una mejor, cada uno refleja la personalidad de la gente que lo hace y de dónde viene, pero me gustó mucho el cacao awajún. Lo calificaría como salvaje, único y con un gran potencial”, dice Roca.

El español asegura que en la mesa de Celler de Can Roca, el chocolate como tal tiene un lugar especial, gracias a este maravilloso dulce crea postres grandiosos. “Pienso mucho en cacao y en chocolate, con este producto me doy el lujo de hacer cosas que se creen imposibles”, agrega.

Sin embargo, ahora en ‘Casa Cacao’, la tienda chocolatería que abrirá en setiembre en su país,  será el protagonista. Lo que más le ilusiona a Jordi es disfrutar del proceso artesanal y que la gente puede conocerlo. Para él es una manera de educar los paladares, antes la variedad de sabores de cacao que existen, y reconozcan que no siempre es amargo o marrón por ejemplo.

Esta experiencia también está cargada de ayuda social. Según cuentan Jordi e Ignacio, las ganancias del libro (publicado por editorial Planeta) serán para construir un centro de acopio, fermentado y secado de cacao para las comunidades awajún.

Hay alegrías que no siempre se expresan con palabras, si no con una sola sonrisa. Jordi, lo ha aprendido y el grito de su felicidad se siente en su mirada.