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Redacción PERÚ21

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Lo peor que le puedes decir a un niño, peor si es tu hijo, es que vas al colegio a pasar cursos y a aprobar notas como sea. “De eso no se trata la escuela”. Así lo señala Laura Lewin, especialista argentina en educación, que estuvo en el Perú en un ciclo de capacitación a maestros, pero que llama mucho la atención sobre la influencia de padres y madres en la actitud con que los escolares asumen este largo periodo de sus vidas.

“¡Qué distinto es cuando los niños van motivados a aprender, cuando se les siembra curiosidad por el mundo en el que viven, por lo que los rodea! Cuando desde muy pequeños se les despierta un amor por el saber. Ello es muy importante”, subraya Lewin.

Por lo mismo, recomienda a los encargados de la crianza de los niños que sean muy cuidadosos con sus expresiones respecto al colegio o un maestro o a proyectar en los niños las dificultades que los adultos eventualmente pueden haber tenido con la escuela en general o con algunas materias. “Es como instalarle un prejuicio y una creencia equivocada y el niño puede pensar que él, por ejemplo, también va a desaprobar matemáticas porque el papá o la mamá no la pasaron bien con ese curso cuando ellos iban a la escuela”, advierte.

ABURRIMIENTO Y OLVIDO

Lo peor es cuando los maestros no contribuyen a esa motivación y más bien se dedican a una enseñanza mecánica, sin inspiración, en la que una clase aburrida piensa que solo hay que dar exámenes para pasar los cursos.

“Si los docentes enseñan para que los estudiantes aprueben, a la larga la información quedará en el olvido, y este es el mayor desafío que el sector educativo tiene que resolver. Los padres quieren que los chicos aprueben, los chicos estudian para aprobar y el saber y aprender quedan desvirtuados. Hay que volver a encontrar el placer por aprender y la aventura del saber. Por ello, el maestro debe tener nuevas alfabetizaciones, incorporar Internet y las redes sociales como herramientas de enseñanza. La tecnología debe estar incorporada de manera absolutamente natural en el aula, no como un fin sino como un medio, buscando acercar información y contenidos de la manera más didáctica posible a los alumnos”, explicó la consultora y autora de El aula afectiva, claves para el manejo del aula en un entorno afectivo y efectivo, así como de La educación transformada, claves para pensar la escuela del siglo XXI paso a paso (coautora), de la editorial Santillana.

“No solo pasa aquí en Perú, sino también en toda Latinoamérica. Hay una necesidad que urge cambiar, y es que los maestros deben dejar de enseñar como ellos aprendieron para empezar a enseñar en función de lo que realmente necesita el estudiante de este siglo pues los tiempos han cambiado y las expectativas del estudiante no son las mismas. Los chicos, para aprender, tienen que escucharte y para eso es necesario captar su atención. Una vez logrado eso, hay que seguir trabajando con esa información para seguir avanzando en su cerebro”, refirió Lewin.

EMOCIONES Y ERRORES

La especialista señala que la educación en la escuela debe basarse en tres pilares que todo maestro debe tener en cuenta: trabajar en las emociones del estudiante, generar un pensamiento crítico y autónomo, y promover una evaluación reflexiva que permita desarrollar las habilidades sociales, la empatía y entendimiento.

“El docente debe saber que sin vínculo no hay aprendizaje y que por eso es importante que los maestros se conecten con sus estudiantes de una manera emocional. Los estudiantes necesitan saber que el educador confía en ellos y que pueden cometer errores. Por eso es importante que se naturalicen las equivocaciones para así reforzar que errar es parte del proceso de aprender”, enfatiza.


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