(Nancy Dueñas)
(Nancy Dueñas)

Redacción PERÚ21

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Hace seis años, Julissa Carmona Herrera (42) recibió un curso intensivo de la vida para ser una madre todoterreno. Es que, de un momento a otro, pasó de ser una esposa, con una casa y un marido que veía por ella, a una madre soltera sin vivienda y con tres hijos de 2, 9 y 13 años que mantener.

Sin embargo, eso nunca la amilanó. Al contrario, decidió que no iba a depender de nadie y salió a buscar trabajo. Rápidamente sus conocimientos sobre vinos fueron requeridos por los diferentes supermercados y, así, comenzó a levantarse todos los días a las 5 de la mañana para poder darse tiempo de preparar las loncheras de sus tres pequeños, correr a dejar al más chico adonde su abuela y, de allí, enrumbar al trabajo.

"A mi casa llego a las 10 de la noche a hacer tareas del colegio con mis hijos, lavar su ropa y prepararles algo de comer, esa era mi rutina diaria para ganar un poco más de mil soles con los que tenemos que comer los cuatro, comprar ropa, útiles de colegio y curar nuestras enfermedades. No quedaba para más. La poca plata que me daba mi ex marido tras la demanda de alimentos sirve solo para pagar el alquiler de la casa donde vivimos", cuenta Julissa.

Pero ella nunca se queja. Al contrario, siempre se muestra positiva ante las adversidades, pese a que una de ellas casi la lleva a la tumba. Dice que el año pasado le dio peritonitis y que estuvo internada una semana en el hospital. "Mis hijos se quedaron solos y la vida se les hizo un mundo. Allí me di cuenta de que nada me puede pasar, pese a que ahora ya tienen 6, 15 y 19 años", sostiene Julissa, quien, incluso, se da tiempo para entrenar en el gimnasio.

*Por: Martín Sánchez Jorges (msanchez@peru21.com)

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