La trombosis retiniana consiste en la obstrucción del flujo de sangre hacia determinadas zonas de la retina.
Se manifiesta mediante la aparición brusca de alteraciones visuales o, incluso, la pérdida súbita de la visión de manera parcial o total. Antes de eso, no suele producir síntomas evidentes. Es una enfermedad silenciosa. Lo cierto es que hipertensos, diabéticos, personas con glaucoma y adultos mayores son más propensos a sufrir este mal. Cabe señalar que la trombosis retiniana no es curable, pero se puede prevenir. ¿Cómo? Mediante el control de la presión arterial, monitoreo de glicemias en diabéticos y chequeos oftalmológicos completos que determinen la presión intraocular, el estado de la retina y el nervio óptico. No se descuide.