Las personas que recibieron palmadas o azotes en la infancia tienen mayores probabilidades de sufrir enfermedades mentales de adultos, como trastornos del estado de ánimo, anorexia, alteraciones de la personalidad, ansiedad, y problemas de alcohol y drogas, dijeron hoy investigadores.
El estudio, dirigido por científicos canadienses, es el primero en examinar el vínculo entre los problemas psicológicos y este tipo de castigos que no dejan grandes daños físicos.
Las víctimas de esos maltratos presentaron entre 2% y 7% más probabilidades de padecer enfermedades mentales en la adultez, indica el informe, que está basado en una encuesta a 653 estadounidenses y fue publicado en la revista Pediatrics.
"El estudio es valioso porque se abre el debate sobre la crianza de los hijos", dijo Victor Fornari, director de la división de psiquiatría infantil y adolescente del Sistema de Salud Judío de North Shore-Long Island en Nueva York.
La tasa "no es mucho mayor, pero es más alta, lo suficiente para sugerir que el castigo físico es un factor de riesgo para el desarrollo de trastornos mentales de adulto", dijo el experto, quien no participó en la mencionada investigación.
La Academia Estadounidense de Pediatría se opone a que los niños sean golpeados por alguna causa y la Sociedad Pediátrica Canadiense recomienda a los médicos desaconsejar los castigos físicos.