DEL ARENAL. Aarón y Arturo cruzan la ciudad en busca de buena educación. (Rafael Cornejo)
DEL ARENAL. Aarón y Arturo cruzan la ciudad en busca de buena educación. (Rafael Cornejo)

Redacción PERÚ21

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Es imposible contar la historia de los hermanos Aarón y Arturo Paulet Espinoza sin mencionar a sus padres, Jesús y Edith, dos maestros de origen provinciano que tan bien han hecho su trabajo que ya están cosechando los frutos de su tarea: Aarón (16 años) acaba de ingresar en primer puesto a la UNI y Arturo (22 años) se vislumbra como un muy competente ingeniero de sistemas luego de haber ingresado a la UNI en cuarto lugar y haber egresado dentro del décimo superior.

Ambos estudiaron en el colegio público de su barrio, el Peruano Japonés de Pachacámac, en Villa El Salvador, y nos hubiera alegrado contar que son el resultado de una buena educación pública… pero no es así. En sus logros están presentes, además de su inteligencia, talento y constancia, la presencia constante de sus padres, su empuje, su preocupación y muchas, muchísimas horas de estudio: Aarón se preparó tres años en la academia César Vallejo para ingresar a la UNI en jornadas de estudio de más de 12 horas. El muchacho tiene como hobby jugar en el Play Station y nunca ha ido al cine. Es retraído, no ha tenido enamorada y, al terminar su carrera de ingeniero de sistemas, quiere trabajar en una institución pública, pues él, más que servirse, quiere servir al Perú.

Arturo es menos romántico. Fue seleccionado por la Superintendencia de Banca y Seguros (SBS) en un programa de cazatalentos, y hoy audita a las principales instituciones financieras del país. Quiere convertirse en empresario y dejar Villa El Salvador: vislumbra otros territorios en su futuro.

Por: Gonzalo Pajares C. (gpajares@peru21.com)

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