La COVID-19 está cambiando la educación. El futuro apunta a la convivencia entre presencialidad y virtualidad.
Mag. Edward Rubio Guerrero
Director de la Oficina de Educación Continua
Según el reporte Digital 2020 publicado por la organización we are social en colaboración con Hootsuite, el 59% de la población mundial usa la internet. Estamos hablando de más de 4.500 millones de personas. No es inusual su presencia en prácticamente todos los ámbitos de la vida humana, lo que incluye al sector educativo. Su avance fue lento, pero seguro.
De pronto, la expansión de la COVID-19 desde la provincia china de Hubei hacia todos los continentes (excepto la Antártida) ha acelerado este proceso, y se ha convertido en la única forma de continuar con las clases sin temor a contagiarse.
En la Universidad Ricardo Palma, por ejemplo, los alumnos de pregrado y posgrado continúan llevando clases desde sus casas a través de la plataforma Blackboard Collaborate y en interacción con sus profesores. De esta manera cumplen con el calendario establecido mientras dure la pandemia.
Pero la infraestructura no es todo. Hay un trabajo constante detrás de la educación virtual, necesario para garantizar la calidad del proceso. Se viene monitoreando el desarrollo de las clases virtuales, reforzando las capacitaciones y dando soporte permanente a los docentes.
PLATAFORMA AMIGABLE
Si bien esta pandemia nos tomó a todos por sorpresa, en el año 2019, la Universidad Ricardo Palma ya había realizado la inversión para adquirir el Blackboard Open LMS (sistema de gestión de aprendizaje) y el Blackboard Collaborate Ultra (sistema de conferencia en vivo). Dos sistemas reconocidos mundialmente para impartir educación virtual.
El Blackboard Open permite al docente desarrollar su curso virtual, cargar sus contenidos de clase y realizar evaluaciones. Paralelamente, con el Blackboard Collaborate se desarrollan las clases en vivo y se intercambian ideas entre alumnos y docentes, además de compartir archivos, videos y presentaciones.
A partir de ahora, estarán presentes ambas modalidades, de manera complementaria. La característica principal en los modelos de educación virtual será que los alumnos cada vez más se conviertan en los protagonistas de su propio aprendizaje y que el docente sea el tutor, guía y facilitador de este proceso.
A nuestro país, al igual que a muchos países de la región, le costaba dar el reconocimiento y peso académico necesario a la educación virtual. Esta situación cambiará progresivamente, estamos viendo que el Estado viene otorgando el reconocimiento a esta modalidad y esperamos que esto se consolide.