Miércoles, 28 de octubre del 2020

Carolina Herrera Valladares

Estudió Traducción e Interpretación y hoy es terminóloga senior en la Oficina de Traducciones del Gobierno de Canadá.

Carolina Herrera Valladares
Ingresó a trabajar como practicante y actualmente dirige un equipo de profesionales que desarrolla fichas terminológicas y léxicos en inglés y francés.

Nuestra egresada Carolina Herrera Valladares inició sus estudios de Traducción e Interpretación en la Facultad de Humanidades y Lenguas Modernas en 1994. Desde entonces ha tenido que superar muchos retos en su camino, hasta conseguir que el éxito le sonría. Hoy trabaja como terminóloga en la Oficina de Traducciones del Gobierno de Canadá. Además, ha sido docente de cursos de Terminología en la Escuela de Traducción e Interpretación de la Universidad de Ottawa y ha dado conferencias sobre la terminología en el proceso de la traducción en la Universidad de Quebec en Outaouais.

Sin embargo, reconoce que la terminología como profesión es poco conocida en el Perú. “Dentro de la carrera de Traducción e Interpretación hay varias ramas. La traducción consiste en trasladar el contenido de un texto escrito de un idioma a otro; la interpretación es el proceso de pasar un mensaje oral de un idioma a otro; y la terminología es el estudio de un conjunto de palabras especializadas de un campo científico o técnico para que los traductores y los intérpretes puedan hacer mejor su trabajo. Los terminólogos hacemos diccionarios, glosarios o léxicos especializados”, explica.

Carolina tiene 15 años de experiencia en la gestión de TERMIUM Plus®, la base de datos terminológicos canadiense. Su cargo actual es el de terminóloga senior y se encarga de dirigir a un equipo de profesionales que desarrollan fichas terminológicas y léxicos elaborados en inglés y francés.


Sus inicios

Ella cuenta que las cosas no fueron fáciles al principio. Si bien se especializó en inglés y francés, al llegar a sus últimos años universitarios sintió que aún debía consolidar sus competencias, que le faltaba mejorar. Pensó en viajar a países que le permitieran mejorar su fluidez en los idiomas elegidos, pero no contaba con los medios económicos para hacerlo. Sin embargo, esto no la amilanó. Solicitó el consejo de sus profesores, quienes le recomendaron buscar prácticas preprofesionales a través del programa de Traducción e Interpretación y tomar todas las oportunidades.

Así lo hizo, y esto la llevó a trabajar como intérprete del decano de la Escuela de Inglés como Segunda Lengua de la Universidad de Carleton, Canadá, quien estaba ofreciendo cursos de Inglés para alumnos en el Perú. Gracias a este contacto consiguió una beca para seguir un curso de Inglés para Extranjeros en La Universidad de Carleton.

Ya en Canadá, otro profesor que conoció gracias a sus prácticas preprofesionales en la URP, le dio la mano: el rector de la Universidad de Ottawa, de quien fue intérprete durante una importante reunión académica realizada en nuestra casa de estudios. “Él sabía de mi beca y me dijo que fuera a visitarlo durante mi estadía en Canadá, y eso hice. Él me recomendó presentarme a la maestría en Traducción que su universidad ofrecía. Obviamente, para mí era imposible pagar la escolaridad de la maestría, pero gracias a mis buenas notas en la URP me dieron una beca integral”, relata Carolina.

Sobre este último punto subraya los consejos recibidos de la profesora Esther Oliveros, quien le recomendó tener listos todos sus papeles, incluidos sus certificados de estudios y su diploma por si se presentaba una oportunidad, ya fuera laboral o académica. Y es lo que hizo. Luego todo fue en ascenso, tanto que ya había comenzado con un doctorado cuando le ofrecieron prácticas en la Oficina de Traducciones. Sin dudarlo aceptó. Corría el año 2006.

“La Oficina de Traducciones del Gobierno de Canadá ofrece servicios de traducción, interpretación, redacción y de terminología. Los idiomas oficiales son el inglés y el francés, pero con la llegada de los acuerdos comerciales internacionales como el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) se abrieron las puertas al español y al portugués. Yo empecé como practicante en el equipo multilingüe y me ocupé del español”, cuenta Carolina Herrera. Con el paso del tiempo fue pasando exámenes y postulando a concursos dentro de la misma entidad hasta ascender de practicante a terminóloga junior, terminóloga y terminóloga senior.

Actualmente, ya no trabaja en español, sino únicamente en inglés y francés. Además, tiene a su cargo un equipo de profesionales a quienes debe dirigir y supervisar. Resalta también que su profesión no es nada aburrida, como algunos podrían creer, pues la terminología exige mantenerse actualizado en temas de lo más insospechados. “Por ejemplo, una persona de mi equipo está desarrollando la terminología sobre los tipos de hologramas en infografía y otra está haciendo fichas terminológicas sobre el cambio climático y la capa de ozono. Los terminólogos estamos aquí para encontrar la palabra justa para cada ocasión, y cada una es útil dentro de su campo”.


Decisiones

¿Cómo decidió la carrera de Traducción e Interpretación? Carolina cuenta que, además de gustarle los idiomas, observó las grandes oportunidades de demanda laboral que se estaban abriendo para esta profesión con el tema de la globalización, la apertura del mercado mundial y el boom de la internet. ¿Se equivocó? No. Ella calcula que el 80 % de las amigas que estudiaron con ella viven fuera del Perú gracias a esta carrera, algunas trabajan en Alemania enseñando español en universidades y colegios, otras están en el mundo del turismo y viajan en cruceros sin parar.

“Uno no puede perder si le apuesta a la traducción. Se necesitan traductores para todo lo que se transmite en Netflix, para los subtitulados de las películas, para los streaming, para los videos en YouTube o el doblaje. Y es posible trabajar sin tener que viajar. Tengo una amiga coreana que vive en Ottawa, desde acá traduce el subtitulado del inglés al coreano para Netflix”, sostiene.

Tampoco le teme a la traducción automática de Google. Señala que en Canadá están muy conscientes de este avance, pero no le cierran las puertas; por el contrario, están reinventando la carrera en algo que se llama “postedición de traducción automática”, es decir, usan las aplicaciones o los programas informáticos para el trabajo inicial y luego el profesional revisa la calidad del resultado. “La computadora puede escoger un término, pero puede no ser el mejor para el contexto. Esto es muy delicado, porque cuando se trata de textos especializados, por ejemplo un manual para volar aviones, un error puede llevar a que el piloto se estrelle”.


Vida universitaria

De su paso por la universidad guarda los mejores recuerdos. Cuenta que tiene grandes amigas con las que aún se comunica y que donde más se divertían era en el laboratorio, con el equipo de interpretación para grabar y escuchar la voz. La segunda mitad de la carrera fue la que más disfrutó, sobre todo las experiencias de las prácticas preprofesionales.

A quienes estudian en la Facultad de Humanidades y Lenguas Modernas les recomienda que se mantengan actualizados con las nuevas herramientas de traducción automática, así como de cualquier posibilidad de beca para estudiar fuera del país, y de trabajos o prácticas en organismos internacionales, como las Naciones Unidas. “Hay concursos cada cierto tiempo para traductores egresados. Un candidato que esté bien preparado puede cumplir con los requisitos y rendir un buen examen. Esta es una carrera muy diversa en la aplicación laboral. Les recomendaría que busquen abrirse puertas en el campo internacional y que aprendan por lo menos dos idiomas”, aconseja. La experiencia que se puede adquirir estudiando o haciendo prácticas en el extranjero es invaluable y les servirá para abrirse puertas tanto en el Perú como en otros países.

Carolina también ha sido docente. Enseñó cursos de Terminología en la carrera de Traducción de la Universidad de Ottawa durante tres semestres. “Enseñé a tiempo parcial para mantener mi trabajo en el Gobierno a tiempo completo, casi ni me quedaba tiempo para dormir lo cual me estaba provocando mucho estrés, y es que soy muy exigente conmigo misma”, comenta. Entonces, decidió enfocarse solamente en su labor gubernamental y abandonar la docencia, al menos por el momento.

¿Afectó la pandemia de la COVID-19 a su labor profesional? Responde que sí, pues tuvieron que acelerar el trabajo ante la llegada de nuevos términos para realidades que antes no existían. “Cada día salía nueva información sobre la prueba del hisopado, la prueba molecular y los escudos faciales; los traductores necesitaban encontrar las palabras precisas para divulgar la información. Entonces, tuvimos que trabajar contra el reloj”, precisa.


Así, la Oficina de Traducciones publicó el Léxico de la pandemia de la COVID-19, el cual se elaboró en tiempo récord a raíz de la velocidad a la que llegaba la información y por la urgente necesidad de encontrar la terminología equivalente en inglés y en francés. Asimismo, trabajó en colaboración con la oficina quebequense de la lengua francesa para publicar el Vocabulario de la enseñanza a distancia y el teletrabajo. “Como la coyuntura actual ha obligado a todo el mundo a limitar las interacciones en persona, la escuela en línea y el teletrabajo son ahora la realidad de muchos. Los terminólogos tenemos que estudiar las diferencias entre un curso híbrido y un curso bimodal, o entre el teletrabajo y el trabajo a domicilio”, dice.

La experiencia laboral de Carolina en el Perú fue como traductora independiente del inglés al español durante poco más de un año, tiempo en el cual fue haciendo contactos y encontrando clientes en la industria químico-farmacéutica. Paulatinamente, su cartera de clientes fue en aumento. Las ganancias de ese tiempo como traductora independiente le permitieron ahorrar para ir a estudiar a Canadá.

Actualmente, ella supervisa trabajos de terminología en los campos de la informática, de la construcción, de las lenguas indígenas de Canadá y de la aviación. En este último campo, está preparando material para la traducción de manuales para pilotos de las Fuerzas Armadas canadienses y están utilizando herramientas de extracción terminológica, ya que el tamaño de la documentación es tan grande que sería imposible hacerlo manualmente.

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