En la era digital, donde la visibilidad y la influencia parecen estar reservadas a celebridades y creadores de contenido, un fenómeno sorprendente ha emergido con fuerza: las mascotas se han convertido en auténticas estrellas de las redes sociales.
Los compañeros de vida, hoy acumulan millones de seguidores y, en muchos casos, superan la popularidad de sus propios dueños.
Este fenómeno ha sido analizado recientemente por un estudio de la Universidad de Strathclyde, en el Reino Unido, que concluye que los animales no solo conquistan por su ternura, sino por la autenticidad que transmiten.
Esta autenticidad, según los investigadores, hace que las mascotas resulten más confiables para los usuarios que los influencers humanos, posicionándolas como figuras de gran poder persuasivo.
El estudio revela que la influencia de las mascotas en plataformas como Instagram o TikTok es mucho más profunda de lo que se pensaba. A diferencia de muchos influencers que pueden ser percibidos como artificiales o movidos por intereses comerciales, las mascotas proyectan una imagen genuina que conecta emocionalmente con el público.
El fenómeno de los petfluencers —como se les conoce— ha dado lugar a una nueva categoría dentro del marketing digital. Se trata de animales domésticos que, gracias a las cuentas gestionadas por sus dueños, logran conquistar audiencias globales. Uno de los ejemplos más emblemáticos es Nala, una gata mestiza con más de 4,5 millones de seguidores en Instagram, que incluso ha protagonizado campañas publicitarias de marcas internacionales.
Más allá del entretenimiento, la creciente influencia de los petfluencers está cambiando la manera en que las marcas se comunican con su audiencia. El estudio advierte que su nivel de persuasión puede ser incluso mayor que el de los humanos, lo cual los convierte en herramientas poderosas para las estrategias comerciales en el entorno digital.
En un mundo cada vez más saturado de contenido y figuras públicas, la autenticidad se ha convertido en el valor más apreciado.
Y, al parecer, pocas cosas resultan tan auténticas como la mirada inocente de un perro o las travesuras espontáneas de un gato frente a la cámara. Las mascotas, sin proponérselo, están marcando una nueva era en la comunicación digital.
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