Redacción PERÚ21

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ReportuitLa Luna podría no estar tan muerta, tectónicamente hablando, como los científicos pensaban hasta hace poco. , mediante el 'Orbitador de Reconocimiento Lunar' (LRO, por sus siglas en inglés), ponen en evidencia pequeñas fosas tectónicas en la superficie del satélite, causadas por el estiramiento del cuerpo celeste. Esta actividad geológica se remontaría a menos de 50 millones de años – tiempo relativamente reciente tomando en cuenta que la Luna tiene una edad calculada en los 4, 500'000,000 años.

En un video de dos minutos, el geólogo – perteneciente al Center for Earth and Planetary Studies- explica que este fenómeno tendría como causa la tensión geológica bajo la superficie lunar. Antes de este descubrimiento, los científicos señalaban como la única actividad geológica significativa el hecho que el astro se está encogiendo debido al enfriamiento de su aún caliente centro.

Este conocimiento se apoyaba en imágenes tomadas en agosto del 2010 por el LRO, donde se podían ver una serie de 'arrugas' poblando la Luna, evidencia de que se achicaba.

Actualmente, si bien se sigue sosteniendo que en general esta tendencia, la aparición de estas fosas tectónicas – causadas por un estiramiento de la superficie – demuestra que hay otra fuerza en contienda dentro del astro.

La prístina apariencia de estas fosas también evidencia su aparición relativamente reciente. "Pensamos que deben ser menores de los 50 millones de años, pero también podrían tener solo 10 millones de años de antigüedad, o incluso haber aparecido hace solo 40 años", afirmó Watters en una entrevista. "Lo interesante de la imagen de la Luna que está emergiendo ".

Estos nuevos descubrimientos también cambian la manera en que algunos modelos científicos explican cómo se formó la Luna. Durante su consolidación, la mayoría de los planetas se derriten completamente, por lo cual, al enfriarse, estos cuerpos celestes se contraen. Sin embargo, en el caso de la Luna, solo la superficie habría logrado derretirse parcialmente, formándose un océano de magma, lo que explicaría la tensión bajo la superficie del astro que permite que simultáneamente se encoja y expanda, corroborando las últimas observaciones de la NASA.