En Corea del Sur la tauromaquia no es una pelea entre un humano y un toro, sino una gresca entre dos animales. Así queda demostrado en un reportaje de diagonaluk.
Descrita de la forma más simple, esta competencia enfrenta a dos toros en un concurso de fuerza, acabando solo cuando uno de los dos mamíferos acepta la derrota y se retira, vencido, pero vivo.
En la región de Cheongdo, donde en abril de cada año un festival internacional de este deporte, la competencia es más que un simple torneo, reuniendo a más de 90 bovinos que compiten por ser considerados el campeón.
Es de notar que si bien este evento fue organizado por primera vez en el año 1999, la tradición de este tipo de peleas de toros se remonta a más de mil años.
El criar a uno de estos animales campeones parece ser un trabajo de tiempo completo. Algunos criadores dedican todo su día a satisfacer las necesidades de sus 'protegidos', incluso durmiendo en el mismo corral por semanas.
"Yo cuido de mis toros con más devoción que la que un padre tendría a sus hijos", afirma el ranchero Lee Jin-gu en una entrevista a Reuters.