En realidad, la popularidad presidencial (que pasa de 20% a 22%) se mantiene, está dentro del margen de error. El ánimo positivo frente a la visita del papa Francisco y la presencia del mandatario en todas sus actividades no le alcanzó para generar un repunte, ni un punto de inflexión en su aprobación. Tampoco ayudó el refresco en el gabinete. Un indicador del nivel de desazón, desgaste, decepción, falta de esperanza y del sentimiento negativo de los peruanos frente a PPK es que más de la mitad del país (53%) considera que debería dejar el cargo. Lo preocupante es que, en los sectores más populares, esta posición llega a 60%.
Es muy difícil remontar estas cifras o recuperar la expectativa y confianza que tuvo al inicio de su gestión. La popularidad es más frágil de lo que parece. Febrero y marzo son meses bastante sensibles para los peruanos por las lluvias y el inicio del año escolar. Estos factores podrían tener incidencia en la balanza de la popularidad.