Al margen de quién dirija la PCM en reemplazo del impresentable Héctor Valer, las claves de un cambio de giro en el gobierno de Pedro Castillo que conviertan a este cuarto gabinete en su oportunidad –el único salvavidas del que por el momento dispone para continuar en el cargo– y no en el sillón eyector que lo saque volando del poder, residirá en que tenga claros ciertos puntos centrales.

El principal, que le otorgue amplios poderes al futuro premier para que lleve las riendas del gobierno y lo saque del profundo hoyo al que ha sido arrastrado en el cortísimo medio año que lleva su administración. Y para alcanzar y conducir a buen término tal remontada, se requiere una figura preparada, honesta, convocante y capaz de generar consensos con otras fuerzas políticas.

Es decir, que el presidente atienda los asuntos de Estado y las políticas públicas directamente con el premier y sus ministros, dejando a un lado la injerencia de sus incompetentes asesores, poder fáctico que ha sido denominado como “gabinete en la sombra” por exministros y exfuncionarios que les tocó vivir desde dentro esa dinámica, sea en los despachos de Palacio o en los de Sarratea.

El siguiente punto, indispensable también, sería la remoción de todos los ministros cuestionados que se han mantenido en funciones hasta ahora pese a sus antecedentes o su notoria inexperiencia para dirigir las carteras encomendadas. Un nuevo gabinete con figuras de oscuro pasado o incierto profesionalismo solo conseguiría restarle mayor credibilidad a la ya muy escasa que le queda a este gobierno, entre una ciudadanía cada vez más impaciente con la clase política del país.

Y, cómo no, asegurar la más absoluta transparencia en sus acciones que alejen las sospechas de corrupción que ya recaen sobre sí mismo.

Entonces, es indispensable que se conforme un gabinete con profesionales prestigiosos, íntegros e independientes y con pleno poder de decisión para reconducir esta malsana circunstancia de desgobierno que, debilitando la democracia peruana, afecta negativamente a todos los estamentos de la sociedad. Esta es, señor presidente, su última oportunidad.