Los hijos, cuando entran a la pubertad, descubren el interés por salir. Está el cumpleaños del amigo, el campamento, la pijamada, en fin, muchas son las modalidades. Esta situación puede ser el origen de conflictos familiares. «Cuando los hijos han demostrado una conducta adecuada, rinden bien en el colegio y cumplen sus obligaciones, merecen tener el permiso para salir», apunta Liliana Tuñoque, psicóloga infantil de la Clínica Internacional. «Sin embargo, no es recomendable darles permiso todos los fines de semana, pues se corre el riesgo de exponerlos a situaciones para las que aún no están preparados. No hay que abrirles los ojos demasiado rápido, todo debe ir con calma», agrega la especialista.
Asimismo, es necesario que los padres determinen un sistema apropiado de monitoreo: saber dónde es la fiesta, quiénes van, definir un horario para recogerlos, mantenerse siempre comunicados, entre otras pautas. La idea es evitar situaciones de riesgo innecesarias. «Algunos chicos se preguntan por qué al amigo sí le dejan quedarse hasta las tres de la mañana. En ese caso, hay que dejarle claro que cada familia tiene sus normas y que si bien es posible el diálogo, al final los padres son los encargados de decidir», explica Tuñoque.
