Memorioso. Chiabra tenía pensado postular a la Presidencia, pero la pandemia cambió sus planes. (Hugo Pérez/GEC)
Memorioso. Chiabra tenía pensado postular a la Presidencia, pero la pandemia cambió sus planes. (Hugo Pérez/GEC)

Comandante general del Ejército, ministro de Defensa, actualmente congresista de la República. El cielo es el límite para , quien ha dejado atrás la vida militar para entrar de lleno en la política. ¿Quisiera ser presidente del Perú? Podría ser, responde. “Iba a presentarme con un partido propio, pero llegó la pandemia y no se pudo, pero si te dijera que conmigo hablaron cinco organizaciones políticas que han presentado candidatos, no te mentiría. Al final, dije que no”.

Chalaco deportista, estudioso y conversador, al actual congresista Chiabra le brillan los ojos cuando habla de su infancia junto a sus padres y hermanos. Años felices en el colegio San José –que ya no existe– frente a la Fortaleza del Real Felipe.

Recuerda que durante una década su papá los llevaba a clase caminando, a él y a su hermano mayor que cursaba el mismo año escolar. Volvían a pie también para saborear la sazón de su madre que los esperaba en casa, por eso del horario partido, y de vuelta a estudiar.

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Los fines de semana jugaban al fútbol y ni siquiera por los ravioles de los domingos se tomaban un descanso. “Había que comer poco para rendir en las competencias. Creo que ese ritmo disciplinario me permitió entrar a la Escuela Militar”.

Vocación Militar

Desde Adán y Eva hasta hoy, asegura, siempre hay una oveja negra en la familia. “Todos fuimos muy deportistas, mi papá era el entrenador y un ejemplo para nosotros, pero ninguno antes fue militar”.

Cuenta el congresista Roberto Chiabra que por mucho tiempo pensó que estudiaría Medicina; sin embargo, en el último año de secundaria durante un paseo del curso de Vocación Profesional, visitó las instalaciones del Ejército y quedó encantado.

Amor marcial

Entró en el puesto 18 y “con los grados fue llegando la responsabilidad que aleja de casa”. Lo único que le pidió su mamá, al recibirse de oficial, fue que no escogiera Arequipa “porque había mucho temblores”; sin embargo, fue allá adonde lo mandaron.

“A mi segundo año como subteniente conocí a mi señora y aunque aun éramos jóvenes, a veces sucede y dices ‘con esta flaca es’ y, de hecho, estamos a punto de cumplir 50 años de casados”.

Vivir en Guerra

Mientras su familia aprendía a vivir a saltos, según las misiones que el ahora general (r) debía cumplir, dos tareas marcaron su hoja de vida. Una, cuando, como coronel, fue destacado al Huallaga y detectaron que la victoria solo podía lograrse acercándose a la población que estaba identificada con el MRTA, captándolos y formándolos como soldados, dejando a los emerretistas sin apoyo. La segunda tarea memorable fue cuando, por el éxito conseguido, fue enviado también como jefe de operaciones a la Guerra del Cenepa, en 1995. “Puedo decir que una guerra se gana cuando se logra el objetivo político y, tanto en la selva como en Ecuador, se pudo hacer”.

Temor a defraudar

“Tú solo no eres y, a veces, no sabemos valorar a los hijos del pueblo” es una de las frases que dice con convicción Roberto Chiabra, quien ha tenido a su cargo a varios grupos del Ejército y hoy representa a los peruanos desde el Congreso. Asegura que es tiempo de lograr lo que no se hizo en el año 2000, el proceso de la guerra a la paz y la reforma del Estado.

Roberto Chiabra fue ministro de Defensa. (Hugo Pérez/GEC)
Roberto Chiabra fue ministro de Defensa. (Hugo Pérez/GEC)

“Un país como el nuestro, tras 20 años de guerra subversiva, debía encargarse de los arrepentidos y nunca debilitarnos moralmente, como lo hicieron con quienes lucharon con sus vidas, por medio de juicios. El resultado es que el hoy primer ministro Guido Bellido dice cosas como las que se registraron el mes de mayo, en el Vraem, que la corrupción es ‘taponeada’ por los policías y el Ejército y que, cuando el pueblo deje de ser sumiso, será el Ejército el primero en atacar”.

Se indigna repitiendo la idea, y repite: “No puede ser primer ministro y además ser tan hipócrita de ir a la Escuela del Comando a tomarse una foto. La justicia en el Perú parece que estuviera de espectadora”, sentencia para terminar con el tema.

Chispazos

Su partido: En Alianza para el Progreso hay libertad de opinar y de votar. Mi voto nunca es una sorpresa, hay un respeto, al igual que con Gladys Echaíz.

César Acuña: El ingeniero Acuña te deja trabajar. Y “plata como cancha”, como todo tiene su lado bueno y su lado malo.

La interpelación a Maraví: Yo he dicho que APP tiene 15 votos por la censura y no creo que quieran pelearse conmigo, porque, además, me llevo muy bien con todos.

¿Y si se parte la bancada? Yo creo que no va a suceder. Me pondrían en una situación difícil.

Pero ¿si no votan en bloque? El que avale eso me va a tener que explicar. Ya se dio un voto de gobernabilidad a ese gabinete que no tiene ninguna aceptación, entiendo cuando me dicen que hay que dejar trabajar, pero este ministro (Iber Maravi) es insostenible.

¿Evalúa entonces salir del partido? Yo por ahora no tengo qué cuestionar a la bancada, porque no podemos tampoco caer en el juego de ellos, que es cerrar el Congreso. Hay que evaluar y balancear.

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