La corrupción nos castiga. Nos deja mal parados. El Perú ha registrado su peor posición en el Índice de Percepción de Corrupción (IPC) 2023, un proyecto que evalúa qué tan corruptos son percibidos 180 países.
El estudio presentado por Transparencia Internacional en Berlín, ubica a nuestro país en el puesto 121 en el ranking mundial, retrocediendo 20 posiciones con respecto a su última clasificación (101), su peor nivel desde el año 2012, y cayendo de 36 a 33 puntos en la última evaluación de este organismo.
La caída en el ranking tiene mucho que ver con los actos de corrupción y conductas antiéticas de los gobiernos de Pedro Castillo y Dina Boluarte, registrados en los dos últimos años, además de las siempre cuestionadas decisiones tomadas por el Congreso, como los blindajes a sus legisladores, contrarreformas y retrocesos en instrumentos anticorrupción como la colaboración eficaz.
En esta clasificación global nos encontramos en el tercio inferior compartiendo posición con Angola, Mongolia y Uzbekistán. En las Américas, Perú también se ubica en el tercio inferior, por debajo de Ecuador; y entre los países de la OCDE, a la que nuestro país está postulando para formar parte, está penúltimo, solo por delante de México. Incluso si se realiza la comparación entre los países miembros de APEC, del que seremos sede este año, solo estamos por encima de Papúa Nueva Guinea, Rusia y México.
