POSTURA. “Como ciudadanos, tenemos el derecho de reclamar cuando se nos hace daño”. (@photo.gec)
POSTURA. “Como ciudadanos, tenemos el derecho de reclamar cuando se nos hace daño”. (@photo.gec)

Firme, frontal, vehemente. Palabras que se decantan tras la conversación con Sonia Medina, una mujer que dice las cosas claras y que ha sobrevivido a la función pública a pesar de los cambios, los gobiernos, los desacuerdos. “Siempre me he descrito, desde muy chica —y no sé si cabe la palabra—, como justiciera; aun jugando”, comenta con una sonrisa, y abunda: “Si te has formado en un hogar funcional donde han primado los valores y los principios, creo que eso hace que busques siempre la verdad, la razón y la justicia, y eso se consuma estudiando Derecho; mi alma mater es la San Martín de Porres”, dice orgullosa.

Vivió una infancia que describe como feliz. Pasó por la costa, la sierra y la selva por el trabajo de su padre relacionado con la agricultura. Sin embargo, a los 11 años la mandaron a Lima a vivir con unos familiares para estudiar en un colegio particular. Explica que era querida y estaba acompañada de sus tías y abuela en ese tiempo, pero confiesa que por momentos se sentía sola. “Son decisiones que no juzgo ni me arrepiento porque creo que recibí una buena educación. El mejor patrimonio que te pueden dar es una educación y un apellido limpio, decía mi padre, y yo se lo repito ahora a mis hijos”, dice.

Ha trabajado en la función pública por más de tres décadas. ¿Cierto?

Correcto. Primero, en el Poder Judicial por más de 13 años y luego en la Procuraduría Pública contra el Tráfico Ilícito de Drogas hasta marzo del año 2023, cuando empalmé con el cargo de directora general contra el Crimen Organizado, con el ministro Romero Fernández (censurado el pasado noviembre). Al ingreso del nuevo ministro (Víctor Torres), que lo trajeron no sé de qué parte del mundo para ejercer; no sé con qué criterios ni qué factores sacó a toda la alta dirección y yo no fui la excepción.

Entonces, el ministro Torres sacó toda la alta dirección, incluida usted, pero ¿días después la llamaron a trabajar en el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables?

Sí. Estoy específicamente en la Dirección de Asesoría Jurídica del Programa Nacional AURORA.

¿Y eso no quiere decir que hay una disyuntiva entre ministerios?

No, no. Creo que no porque somos diferentes ministerios y, además, de otro modo, los que hacemos ejercicio público no podríamos trabajar.

¿Qué opinión tiene del ministro Torres?

Bueno, ante esa pregunta me voy a eximir de contestar porque no quiero ser ofensiva. Lo que sí es que el Ministerio del Interior es una de las carteras más complicadas y, hoy por hoy, con la inseguridad ciudadana y la criminalidad a galope, necesitamos un ministro de polendas que sepa realmente lo que tiene que hacer.

Con su experiencia, ¿cree que las instituciones están pasando por su peor momento?

Como testigo de excepción, porque yo fui una de las jueces a quienes defenestraron de su cargo justamente por no acatar órdenes de la corrupción en el año 2000, tuve que afrontar muchísimos juicios. Juicios y amenazas por haber denunciado a los brazos ejecutores de eso en el Poder Judicial, al juez supremo provisional Alejandro Rodríguez Medrano y a varios funcionarios más.

Habrán tomado represalias contra usted. ¿Recibió amenazas?

Claro, definitivamente fue una época bastante fuerte en mi vida y la de mi familia. Vivían mi madre y mi esposo; además, mis hijos eran todavía pequeños. A la fecha, lo que sufrimos está muy vívido en mi memoria, pero también lo está el apoyo incondicional de muchos jueces como el doctor Marcos Ibazeta Marino, en ese momento presidente de la Sala de Terrorismo.

Ha visto ahora que Alberto Fujimori ha salido en libertad. ¿Cuál es su opinión?

Creo que ha sido procesado en buena ley, con todas las garantías que se requieren en un debido proceso y ha cumplido parte de su pena y todos conocemos por qué se encuentra libre.

¿Le parece que se ha hecho justicia con su libertad?

Bueno, en un mundo ideal, yo creo que todo el que delinque y, con mayor razón, habiendo denostado a su propio país, tiene que cumplir las sanciones que se le imponen, pero también existen figuras legales como los indultos. Puede parecer irónico o injusto, y ese es otro tema. Es lo que tenemos.

Si hubiera estado en sus manos darle el indulto a Fujimori, ¿se lo habría dado?

Tendría que haber sido presidente, claro, pero yo no. Porque hay que ser racionales con el daño causado al país. Muchos dicen que ha hecho grandes obras… pero no comparto mucho ello porque era el presidente y estaba en la obligación de hacerlo. Más bien, como ciudadanos, tenemos el derecho de reclamar cuando se nos hace daño, máxime si se le hace a una nación como el hecho de la sujeción, de haber tomado los poderes y habernos puesto al filo de la navaja ante el mundo.

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