“Para cerrar las brechas en infraestructura, recursos humanos, medicamentos, se necesitan por lo menos diez años”, refiere el exministro de Salud, Óscar Ugarte. (Foto: Renzo Salazar / GEC)
“Para cerrar las brechas en infraestructura, recursos humanos, medicamentos, se necesitan por lo menos diez años”, refiere el exministro de Salud, Óscar Ugarte. (Foto: Renzo Salazar / GEC)

Antes ingresar a estudiar medicina en la Universidad San Marcos, soñaba con ser marino, probablemente influido por la imagen de su padre. Pero fue su mismo progenitor quien lo persuadiría de no hacerlo. Y lo logró. Fue así que su interés por lo social lo llevaría luego por el mundo de la salud y, eventualmente, a hacer política. Óscar Ugarte ha estado al frente del Ministerio de Salud en dos pandemias, aunque reconoce que la del COVID-19 fue su lucha más dura. Él mismo fue víctima del virus en Iquitos cuando era gerente de Operaciones de Essalud. Sobrevivió y luego asumió la cartera para seguir combatiéndolo.

¿Qué llegó primero a su vida, la medicina o la política?

Desde chico en mi familia hemos estado motivados por las cuestiones sociales. Mi padre era militar y mi madre profesora, y nos acercaron a la realidad. Como mi padre era militar, hemos viajado y vivido en la selva. Recuerdo estar, de cuatro o cinco años, en las zonas de frontera. Luego en Cusco, Arequipa, Talara, en diversos lugares. La percepción de la desigualdad social es algo que he tenido desde pequeño. Ya de estudiante, y más aún en la universidad, eso se plasmó en concepciones necesarias de cambio.

¿Y cómo surge la vocación por la medicina?

En el seno familiar. Tenía algunos primos mayores que estudiaron medicina y eso fue un elemento orientador. Y, digamos, la visión social de la medicina es lo que a mí me capturó más, y es lo que ha marcado mi vida. En ese camino he ido encontrando posibilidades de ejercicio de funciones públicas. Fui regidor de Lima en dos periodos, uno con Alfonso Barrantes y luego en oposición, cuando Jorge del Castillo fue alcalde.

¿El COVID-19 ha sido su lucha más dura?

Sin duda. Vivir esta pandemia ha sido una cosa extraordinaria. En mi primera gestión como ministro tuvimos una, la AH1N1, y la enfrentamos. Pero cuando uno las compara, esa se quedó chiquita. En esa oportunidad, en el 2009, hubo 10 mil casos, hoy tenemos hasta el momento 2 millones 200 mil; aquella vez fallecieron 200 personas, hoy ya estamos en cerca de los 200 mil. No hay punto de comparación. Se demostró que el sistema de salud no estaba al nivel para enfrentarla. Pero en paralelo, hay otro factor importante: la debilidad de nuestra estructura socioeconómica. Y esa debilidad se expresa en el empleo informal. En el Perú, con un 72% de empleo informal, la cuarentena no se aguantó. La gente salió caminando a la carretera central, la panamericana, con sus hijos, con destino a sus lugares de origen.

¿Cuánto tiempo tomaría cerrar las brechas en salud?

Para cerrar las brechas, en infraestructura, recursos humanos, en medicamentos, se necesitan por lo menos diez años. La formación de recursos humanos no se hace de un año para otro. No es que falte contratar, simplemente ya todo el personal que existe está contratado. Pero todavía falta.

"No tiene sentido frenar a las regiones que pueden seguir avanzando, hay que hacer las dos cosas". (Foto: Renzo Salazar / GEC)
"No tiene sentido frenar a las regiones que pueden seguir avanzando, hay que hacer las dos cosas". (Foto: Renzo Salazar / GEC)

¿Cómo considera que está manejando el gobierno el tema COVID de cara a la tercera ola?

Creo que bien. Las autoridades y el ministro Hernando Cevallos han tenido el buen tino de continuar las políticas que hemos mantenido. Pero tienen que ser finos también en, por ejemplo, esta discusión de que si se sigue avanzando la vacunación en todas las regiones en grupos de menor edad o mejor primero cerrar la brecha con los rezagados. Eso es una falsa discusión. No tiene sentido frenar a las regiones que pueden seguir avanzando, hay que hacer las dos cosas.

¿Pasa por un tema de competencia?

A eso me refiero que es una falsa discusión. Dejamos un cronograma que grosso modo se viene cumpliendo para culminar la vacunación de todos hasta diciembre. Pero algunas regiones han avanzado más rápido, por diversas circunstancias. Tacna, por ejemplo, se ha favorecido porque cuando en junio hubo un repunte de casos en Arequipa, se decidió no solo reforzar la región sino todo ese corredor (Arequipa, Moquegua y Tacna). Y parte de eso fue darles más vacunas y autorizar a que avancen más rápido. Y Tacna lo hizo, pues tiene la ventaja, además, de tener una población concentrada. Hay que permitir que avance, y no solo Tacna, Arequipa, Áncash, Lima y Callao. Hay que permitir que sigan avanzando y a la vez hay que apoyar a los que vienen rezagados, como son Puno, Madre de Dios, Ucayali, Loreto e ir cerrando las brechas.

¿Qué otro factor se puede mejorar de estos primeros meses?

Un problema central es garantizar el adecuado financiamiento. Actualmente el presupuesto de salud está en 28 mil millones de soles. Y dejamos previsto de que se le amplíe hasta diciembre 2 mil 800 millones más. El ministro Pedro Francke ha anunciado que sí, va a terminar en 30 mil o 31 mil millones de soles. Pero el proyecto que envió el Ejecutivo al Congreso para que se apruebe en noviembre y que empiece a funcionar a partir de enero es de 22 mil millones, ¿cómo puede ser eso? Se va a producir un déficit grande y eso, lamentablemente, se traduce en que se deja de contratar personal y se deja de ampliar. Es un grave error que tendrían que resolverlo desde ahora. El presupuesto que está siendo aprobado es claramente insuficiente, porque es menor al presupuesto que ahora se mantiene cuando estamos en la parte más baja de la segunda ola. ¿Cómo puede ser que en previsión de una tercera ola el presupuesto va a ser menor?

¿Quiénes serían los más afectados en una tercera ola?

Los no vacunados serán los más afectados. Toda la información técnica nos dice que los que están ahora en los hospitales son los no vacunados. Más del 90% de hospitalizados en los últimos meses son los no vacunados. Eso está clarísimo, hay que vacunar.

¿Es posible unificar los sistemas los sistemas de salud?

El sistema sí debería unificarse, porque uno de los aspectos críticos que ha mostrado el sistema de salud durante la pandemia es que es disperso. Sin embargo, articularlo no quiere decir fusionar las instituciones. El mejor ejemplo es la vacunación. Bajo los lineamientos del Minsa, el Estado se compromete a dar los recursos principales como la vacuna, pero las diferentes instituciones se alinean. Y el sector privado también está participando, incluso asumiendo costos. Las clínicas reciben la vacuna, pero ellos ponen el personal y la infraestructura. Es un aporte importantísimo del sector privado y hay otros aportes que no se conocen. Ese apoyo del sector privado es fundamental.

AUTOFICHA:

“Soy Óscar Ugarte, médico graduado en 1968 en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM). Hice una maestría en Gestión de Políticas Públicas con la Universidad Autónoma de Barcelona”.

“A nivel de gestión, he tenido la experiencia de ser regidor de Lima entre 1984 y 1989. Fui viceministro de Salud en el 2002, luego ministro de Salud entre 2008 y 2011, y luego entre febrero y julio del presente año. También fui gerente de Operaciones de Essalud”.

“Lo central es la presencia del Estado y de las diferentes instituciones, pero el sector privado cuando entra a apoyar mejora tremendamente la capacidad de acción. No se necesita disolver instituciones”.

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