La 'estrella' dejó de brillar. Más allá de las afiliaciones partidarias, la muerte del ex presidente de la República, , dejó un gran impacto en su familia, seguidores y a más de uno en el mundo.

El ex mandatario decidió quitarse la vida la mañana del miércoles, a los 69 años, tras dispararse en la cabeza ante su inminente detención por el caso de la empresa brasileña Odebrecht. Él se encerró en su cuarto, agarró el arma y jaló el gatillo.

Al conocerse esta noticia, decenas de sus fieles simpatizantes llegaron hasta el hospital Casimiro Ulloa, en Miraflores, donde era intervenido quirúrgicamente, para expresarle su solidaridad lanzando frases como: "El Apra nunca muere", "Alan, amigo, el pueblo está contigo", mientras que algunos se desmayaron.

Los mensajes no dejaban de llegar y también invadieron las redes sociales por parte de personajes políticos nacionales e internacionales.

La conmoción continúa y quizás sea por unos días más, ya que el Gobierno declaró duelo nacional el 17, 18 y 19 de abril. Pese a que le corresponde honores por haber sido dos veces presidente del Perú (1985-1990 y 2006-2011), la familia decidió que las honras fúnebres sean en privado. Sus restos serán velados en la Casa del Pueblo, local principal del Partido Aprista Peruano.

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LAS DESPEDIDAS AL ESTILO APRISTA

Este gran impacto que se desató nos recuerda cuando Víctor Raúl Haya de la Torre, uno de los líderes históricos del Apra, murió el jueves 2 de agosto de 1979, a los 84 años, después de varios días en estado de coma.

En esos tiempos sin redes sociales, se presenció uno de los funerales más grandes en nuestro país por la magnitud de personas que le dieron el último adiós y los días de honores que se le brindó. El Congreso de la República le rindió un homenaje, por ser presidente de la Asamblea Constituyente y un peruano ilustre.

El domingo 5 de agosto, el entonces cardenal Juan Landázuri presidió una misa en la catedral. Luego, los restos de Haya fueron llevados a Trujillo, encabezado por la banda de la CHAP (Chicos Apristas Peruanos), que iba en un ómnibus y se detenía en varios pueblos.

Recién el martes 7  se realizó una misa para recibir sepultura en el norte entre aplausos y arengas de sus miles de seguidores. En todos esos recorridos, Alan García, entonces secretario de organización del partido Aprista, con 29 años, estuvo presente.

Una gran pérdida para la política peruana con Haya de la Torre, pero el partido continuaba con su gran frase: "El Apra nunca muere". Sin embargo, afrontaron otro duro golpe con el fallecimiento de Luis Alberto Sánchez, el 6 de febrero de 1994, a los 93 años, como consecuencia de una enfermedad renal.

Sánchez ingresó a la política en 1930 cuando se afilió al Partido Aprista. Fue diputado del Congreso Constituyente y en 1985, en el gobierno de Alan García, ocupó la vicepresidencia. Cuatro años más tarde, estuvo frente a la presidencia del Consejo de Ministros.

El ex mandatario lo llamaba 'el maestro', por su gran intelecto, sus publicaciones y también porque fue tres veces rector de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (1946, 1961 y 1966). Él estuvo y está en la memoria del pueblo aprista.

Los ilustres del partido de la estrella se fueron apagando. Esta vez, Armando Villanueva del Campo, uno de los dirigentes históricos del Partido Aprista Peruano, falleció el 14 de abril de 2013, a los 97 años.

Tras su deceso, los restos de Villanueva fueron velados en su casa de Surco. También recorrió la Casa del Pueblo y recibió un homenaje en el Congreso de la República, donde el titular Víctor Isla, lo calificó como "un hombre de Estado y patriota".

Luego sus seguidores lo acompañaron por las calles del Centro de Lima y en la Universidad Federico Villarreal, frente al busto de Haya de la Torre, el fallecido líder aprista fue distinguido. Ya en el cementerio El Ángel, miles de simpatizantes de la estrella le dieron el último adiós ondeando los tradicionales pañuelos blancos y con sus respectivas arengas.

Sus militantes lo recuerdan por el liderazgo que manejó en el Apra. Villanueva jamás se amilanó antes sus detractores, e incluso sufrió prisión en varias ocasiones. En 1940 fue desterrado a Chile. Durante el gobierno de Fernando Belaunde Terry (1963-1968) fue diputado, luego presidente de la Cámara de Diputados (1966-1967) y, muerto Haya de la Torre, quedó al frente del Partido Aprista.

Antes su deceso, en la Clínica San Felipe le dijo a sus compañeros: "Yo nunca moriré porque el Apra nunca muere".