MRTA: De asesinos a ‘luchadores sociales’

En medio de la pandemia por el coronavirus, las redes sociales están siendo utilizadas para todo tipo de fines, incluidos, los subversivos. Los cabecillas de la organización terrorista Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA) aprovechan las plataformas digitales para organizar reuniones donde ensalzan a delincuentes que secuestraron y atentaron contra la vida de cientos de peruanos.

Es el caso de un conversatorio que se realizará hoy, en torno a una publicación llamada Revolución en los Andes, Victor Polay. El nombre es solo un eufemismo para maquillar los atentados que trajeron más de 1,200 violaciones de derechos humanos perpetradas por el MRTA, entre 1980 y 2000, según las estimaciones de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación (CVR).

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CRÍMENES DEL MRTA

Víctor Polay Campos fue el máximo cabecilla emerretista, responsable de secuestros como la toma de la residencia del embajador de Japón en Lima (1996) y asesinatos como el crimen de las Gardenias –donde mataron a ocho ciudadanos LGTB en Tarapoto– (1989). Polay fue condenado a 35 años de prisión por el delito de terrorismo. Su pena culminará en 2027, en tanto, sus aliados realizan apología en favor del MRTA.

Jaime Castillo Petruzzi estuvo 23 años en prisión, desde 1993, por una sentencia por terrorismo, luego fue deportado a Chile, su país natal. Él será uno de los panelistas del conversatorio y si bien se califica como un luchador social, en realidad es un subversivo que, según la Dirección contra Terrorismo de la PNP, era el encargado de la dirección de los secuestros, asesinatos y atentados ejecutados por las denominadas Fuerzas Especiales del MRTA.

De acuerdo con la PNP y la CVR, Castillo fue uno de los responsables del secuestro y muerte del empresario David Ballón Vera, quien fue tomado rehén en setiembre de 1992 mientras se desplazaba en su camioneta por la Av. Tomás Marsano (Surquillo), el objetivo era cobrar una recompensa por su liberación. Fue interceptado por miembros del MRTA que iban abordo de una ambulancia. Después de cinco meses, una patrulla policial encontró el cadáver del empresario en una calle del distrito de San Miguel.

En setiembre de 1993, Castillo participó directamente del secuestro de Raúl Hiraoka Torres. El emerretista condujo el vehículo en el que trasladaron a Hiraoka a una casa en La Molina, donde lo envolvieron en una frazada y encerraron en un ropero. En octubre, la Policía logró rescatarlo y también detuvo a Castillo Petruzzi.

Los conversatorios y publicaciones en torno a estos criminales solo buscan engañar a los incautos y ganar nuevos adeptos.

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