Marilú Martens. Ex ministra de Educación. (Perú21)
Marilú Martens. Ex ministra de Educación. (Perú21)

Con una sonrisa amplia, permanente y que ilumina, nos recibe en su oficina del piso 13 de un edificio sobre la avenida Javier Prado. Impetuosa y tenaz. Así se define, como parte de sus errores y virtudes. Pero su mayor acierto ha sido transitar sin desmayo en el camino trazado desde sus años de colegio: ser educadora. Recuerda que de niña le gustaba la química y la actuación. A sus 53 años de edad, la ex (2016-2017) parece haber encontrado la fórmula perfecta y el escenario ideal: seguir aprendiendo al lado de su familia y con la convicción de aportar a su país.

¿Por qué eligió la docencia?
Es una vocación. Estudié el colegio en Costa Rica, porque mis padres tenían un negocio y crecimos allá. Para graduarte debías hacer una especie de tesis. Ahí planteé la importancia de los colegios de educación especial para el desarrollo de la autonomía de sus estudiantes una vez que terminaran esa etapa. Pensaba que podía realmente trabajar y ser feliz al mismo tiempo. Y así fue como me especialicé en educación especial.

¿No hubo algún episodio puntual que activó esa pasión?
Mira, desde chica siempre me ha gustado ser profesora. Jugaba a ser maestra. Cuando los docentes se iban a reunión, yo iba feliz a dar clases a los más pequeñitos.

¿Qué satisfacciones le ha traído la educación especial?
He trabajado con niños ciegos y logran más que niños que ven, porque la tenacidad y ganas de superación están en ellos. He trabajado con niños sordos, con discapacidad intelectual y tienen el mismo potencial que cualquiera.

¿Qué se les dice a los padres que de pronto tienen hijos con habilidades diferentes?
No hay un niño igual al otro. Tenemos que sacar el potencial de nuestros hijos. Todos son una bendición. Y también les diría que el amor mueve montañas.

¿Se podría decir que una de las profesiones donde es más importante tener vocación es la docencia?
Cualquier actividad que uno decida hacer en su vida profesional debe tener mucho compromiso, pero lo importante es que lo hagas porque te gusta, con la convicción de que puedes contribuir a la sociedad. La educación sí tiene una responsabilidad muy grande porque tienes en tus manos la formación de niños y niñas.

Es la columna vertebral de un país.
¡Exacto! A pesar de eso, en un país como el nuestro, no está valorada ni reconocida.

¿Por qué seguimos en ese eterno cuestionamiento de que la educación no recibe la atención que necesita y merece?
No se reconoce la importancia que tienen los profesores en el desarrollo de un país. Históricamente, en el Perú no ha sido valorada la docencia y hoy tampoco es una carrera atractiva. Eso es parte del trabajo por hacer.

¿Por dónde se debe empezar?
Por varias partes a la vez. Primero, la carrera que brindemos a los docentes debe ser buena, la exigencia de la persona que decida ser un profesional de la educación debe ser tan alta como ocurre en Medicina, por ejemplo. También debe ser una carrera meritocrática. La remuneración de un docente tiene que mejorar. Pero el profesor también tiene que preocuparse por ser mejor. Que lo evalúen, porque así se sabrá las fortalezas y oportunidades de mejora. Otro factor son las condiciones en que trabajan.

¿La huelga que empieza hoy cuánto afecta?
Es una huelga anunciada por el profesor Pedro Castillo, que es un ex Conare (vinculado al Movadef). Lo que busca es confrontación sin negociación. Y eso es lo que pasó en 2017, cuando yo era ministra. Los profesores no pueden ser manipulados por otros intereses.

Una de las coyunturas más alarmantes es la violencia contra la mujer. ¿Desde la educación qué se puede hacer?
El rol de la educación en igualdad de género es fundamental. Nos estamos enfocando en el castigo y no en la prevención. La educación es lo que realmente nos va a cambiar como cultura. Tenemos que formar a nuestras niñas y niños haciéndoles ver que todos somos iguales en oportunidades y derechos. Además, se está satanizando la educación sexual. ¿Por qué no vemos las consecuencias? Hoy, de los 15 mil presos que tenemos por violación sexual, cerca del 70% son menores de edad. Son chicos a los que nadie les enseñó a manejar su sexualidad.

¿Qué tanto suma el momento que vivimos con la clasificación al Mundial en temas como identidad y reconocernos como país?
Siempre pienso por qué los peruanos no tenemos ese orgullo nacional. Somos muy discriminadores. Esto que ha pasado en el fútbol nos deja muchas enseñanzas. Hoy tenemos un director técnico que nos enseñó que nuestros actos tienen consecuencias y que debemos asumirlas. En todo lo que hagamos debemos tener responsabilidad, compromiso, esfuerzo y el gusto por hacerlo.

¿Durante 36 años nos hemos formado perdedores?
Nos hemos formado aspirando, mirando siempre el triunfo. No somos perdedores porque siempre estamos luchando. Pero son importantes los logros, los necesitamos en el deporte, en la política, en el magisterio. Eso nos hace desarrollar identidad, orgullo, sentido de pertenencia.

¿Qué materias ha enseñado?
Todos los cursos en educación especial y en colegios regulares. Me gustó mucho enseñar materias vinculadas al desarrollo del potencial de los estudiantes, proyectos de vida. Hoy, incluso, trabajo proyectos de vida para evaluar con los alumnos cómo se ven de acá a 30 años.

¿Y cómo se ve de acá a 30 años Marilú Martens?
Cuando cumplí 40 años, me senté y pensé en qué quiero hacer la otra mitad de mi vida. Así estudié una maestría. A los 80 años, me veo activa, trabajando. Y siempre tratando de contribuir con la mejora de las personas de mi país.

AUTOFICHA

- “Mi día comienza a las 6 de la mañana con dos tazas de café. Tengo 33 años de casada. Mis dos hijos, Gabriel y Andrea, ya están casados, pero ninguno está vinculado a la educación. Él es economista y ella administradora. He vivido en Costa Rica de chica. Estudié en la Unifé, en Chile y en Harvard”.

- “Trabajo en varias cosas, entre ellas en el Patronato Pikimachay, que busca poner en valor a Ayacucho. El promotor es Carlos Añaños, quien es ayacuchano. Él quiere darle a su tierra las oportunidades que ha tenido en la vida. Veo la lucha contra la anemia, la mejora de la educación”.

- “Estoy enamorada de mi país, por su gente de la selva, sierra y costa. Me encanta la diversidad que tenemos y el sentido de lucha del peruano. Las condiciones que tenemos son adversas en lo económico y con una geografía difícil, lo que nos hace tener que batallar. Me gusta mucho nuestra alegría. Somos cálidos”.

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