José Antonio García Belaunde, Bernardo Roca Rey y Daniel Parodi reflexionan sobre los retos de un país en permanente aprendizaje (Mechain).
José Antonio García Belaunde, Bernardo Roca Rey y Daniel Parodi reflexionan sobre los retos de un país en permanente aprendizaje (Mechain).

La conmemoración del de la independencia del Perú, el 28 de julio próximo, no solo constituye un hito histórico. Episodios dolorosos, pero también aleccionadores, han ido escribiendo nuestra historia republicana a lo largo de 200 años.

Golpes de Estado, terrorismo, dictaduras, corrupción, crisis económicas, sociales, políticas –y la más reciente, sanitaria–, junto con las movilizaciones sociales en defensa de los derechos ciudadanos y de la institucionalidad ante el intento de un sector de tomar el poder de manera ilegítima, son hechos que exigen reflexión y que plantean también retos de unidad y de diálogo. ¿Cómo nos encuentra el Bicentenario? ¿Cuánto hemos avanzado? ¿Cuál es nuestro rol como ciudadanos al iniciarse el tercer siglo de vida republicana?

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CONTRATO SOCIAL

Desde España, el excanciller y actual representante de la CAF –Banco de Desarrollo de América Latina– en Europa, José Antonio García Belaunde, advierte que, como tantos otros países, el Perú atraviesa una crisis económica y sanitaria. En nuestro caso, sin embargo, el escenario tiene un componente adicional: la crisis política generada desde antes de la pandemia que nos coloca en una situación de inestabilidad.

En ese contexto, sostiene que el Bicentenario bien puede ser el momento propicio para “un gran acuerdo o contrato social y político” en el que participemos todos “y que abarque muchas cosas: desde cómo manejar bien las grandes necesidades del país con criterios compartidos, hasta cómo hacemos para que haya una representación política más acorde con la realidad y menos divorciada del pueblo”.

“(...) No un acuerdo sobre programas de gobierno, pero sí sobre grandes lineamientos que queremos como Estado para ser nación. Recuerdo la pregunta que hace 50 años le hiciera Pablo Macera a Jorge Basadre sobre si existía la nación peruana. Él le respondió que no estaba seguro, pero que de lo que sí estaba seguro es que en este territorio llamado Perú, hace muchos siglos que existe un Estado”, reseña.

¿Cómo logramos esa nación? Afirma que “hay que empezar a dialogar, a conversar, a sentarse y a reflexionar” en torno a ese “gran contrato que pasa necesariamente por una reforma política de verdad” y no como la actual que, comenta, “está haciendo agua”.

En el marco de este análisis, el exministro de Relaciones Exteriores reflexiona que, en los últimos tiempos, la política se ha polarizado demasiado en el Perú. “Se le niega al otro su capacidad de interlocución; así, obviamente, las posibilidades de un diálogo se hacen más difíciles puesto que cuando sobra la descalificación y falta la argumentación es imposible ponerse de acuerdo en algo. Yo diría que ahí tenemos un tema pendiente: cómo abrir espacios de diálogo, de convergencia y de racionalidad”, indica.

El diálogo entonces, al igual que el pacto social al que hace referencia, tendría que ser otro propósito de cara al Bicentenario. Pero dialogar implica escuchar. “Tenemos que aprender a escuchar y aprender a trabajar”, recalca.

García Belaunde radica por estos tiempos en España pero se mantiene informado de lo que ocurre en el Perú y confía en que, una vez terminada la pandemia, el país pueda retomar la vía del crecimiento.

“El Perú ha demostrado que ha sido capaz de crecer a cifras espectaculares en la primera decena de este siglo y de asumir nuevos retos. El peruano tiene valores y capacidades muy notables, y eso debería ayudarnos a retomar un rumbo que no debemos perder, que es el de crecer, de encaminarnos a un desarrollo sostenible e inclusivo. Quizás habrá que hacer correcciones, son otros los tiempos. Hay temas hoy que no estaban en la agenda de hace unos años y eso se tiene que tomar en cuenta. Para eso sirve también ese pacto social que debiéramos abordar, y cuanto antes lo hagamos, mejor”, acota.

UNA SOLA NACIÓN

Este proceso es también una preocupación para el periodista Bernardo Roca Rey, quien manifiesta que el Bicentenario nos encontrará debilitados en diferentes campos, por lo que resulta necesario fijar metas de recuperación.

“Tenemos ciertas fortalezas. En el plano político indudablemente ninguna, estamos allí como hace 150 años, pero creo que hemos madurado muchísimo. No soy pesimista, soy más bien optimista. De hecho estábamos ya al borde del precipicio, cayéndonos, y en algún momento nos hemos salvado como por un pelín”, dice.

Para Roca Rey, una de esas fortalezas es el capital humano en un Perú que, en su opinión, está conformado por pequeñas naciones –la aymara, la quechua, las tribus de la selva, etc.– y debe apuntar a constituirse en una sola nación. “Ese es el camino, pero esa parte no está hecha todavía. Otros podrán decir que sí, yo pienso que no”, declara.

“Tenemos los peruanos diferentes intereses pero también compartimos otros que nos son comunes. El reto es identificarlos para ir en una sola dirección”, añade, y opina que una herramienta para lograrlo serían las investigaciones de mercado que nos permitan identificar qué es lo que queremos como ciudadanos y qué es lo que necesita el país.

“Yo creo mucho en el tema de las estadísticas, de las encuestas. Lo que estoy sugiriendo es investigarnos a nosotros mismos para ver qué es lo que podemos hacer, dónde estamos de acuerdo y dónde estamos todavía en pensamiento. (...) No tenemos claro hacia dónde debemos empujar el carro todos juntos y todos a la vez, en esa parte creo que todavía nos falta un poquito”, refiere.

En esa línea, el comunicador remarca que para esta tarea es importante tanto el diálogo como tener una derrotero y una estrategia marcada. Dicho de otra forma: “saber a dónde queremos llegar”.

¿Es un buen momento para hacerlo? Roca Rey cree que sí. Faltando escasos meses para la elección de nuevas autoridades, considera oportuno que el ciudadano se haga escuchar. “Tenemos por delante una tarea impresionante: elegir autoridades que cumplan con el trabajo que les corresponde y no populistas que nos lleven nuevamente por el mismo sendero. El reto es construir una sola nación que sea la que nosotros queremos que sea, que no venga copiada de ningún otro lado”, señala.

PAÍS EN EL PARTIDOR

¿Cómo llega el Perú al 28 de julio de 2021? Se lo preguntamos al historiador Daniel Parodi y él responde que “lo encuentra en el partidor, igual pero diferente que hace 200 años”.

¿Cómo se entiende esa contradicción? “Es igual porque, como en 1821, los habitantes de ese exvirreinato tenían que convertirse en ciudadanos, acostumbrarse a los derechos políticos y civiles, a elegir a sus autoridades a través del voto, a ejercer la libertad de opinión; era una república por construir. Hoy, 200 años después, por razones distintas, por las sucesivas crisis políticas que nos han impedido madurar, somos también una república naciente, joven, que tiene como primer desafío construir esa comunidad de ciudadanos iguales en derechos y en deberes, con instituciones sólidas y respetadas y cuya utopía es el bien común; eso todavía no lo hemos logrado”, subraya.

Sin embargo, parecería que vamos por buen camino. A la luz de la reciente crisis política que movilizó a la ciudadanía en contra de la presidencia de Manuel Merino y logró su renuncia, Parodi refiere que hemos avanzado en conciencia ciudadana.

“Los peruanos tienen más claro lo que quieren: que las instituciones funcionen bien y una clase política que represente su sentir. En lugar de eso tenemos corrupción política. Por eso, otro desafío fundamental es elegir representantes que comiencen a hacer realidad el sueño republicano. En el 2021 debemos empezar a imponer la clase política sobre la corrupción política y eso depende, en gran medida, de las elecciones de abril”, expresa.

Y es precisamente ese proceso electoral, sumado a una fecha emblemática como la de la celebración del Bicentenario, que –según Parodi–  podría darnos la esperanza de un renacimiento.

“En 1821 estábamos en el partidor y en 2021 también estamos en el partidor aunque hay un cúmulo de circunstancias que podrían generar no solo la posibilidad de una nueva Carta Magna sino un momento de refundación de la república, donde haya clase política en lugar de corrupción política, se sienten las bases para instituciones sólidas y que los ciudadanos sean iguales ante la ley”.

En ese contexto, recalca que siendo una república liberal y estableciendo la Constitución que nadie puede ser discriminado por sexo, raza o religión, otra meta o expectativa del Bicentenario tendría que ser que a nadie, por razón de su orientación sexual, se le nieguen sus derechos civiles.

“El Código Civil establece que el matrimonio es entre hombre y mujer; eso viola derechos fundamentales y el propio texto constitucional. Asimismo, tendría que haber una completa separación entre política y religión, entre Estado e iglesia. Ese es un tema pendiente para constituirnos en república laica”, prosigue.

Y a todo esto, ¿qué pasará con la generación del Bicentenario? Pues tendrá un rol fundamental, a decir del historiador. “Si hay un desastre dentro de 10 años, van a ser ellos quienes tendrán que enfrentarlo. Esa generación está en el siglo XXI mientras la clase política está en la misma forma de corrupción del siglo XX.  Son jóvenes más informados, más técnicos y tienen una cultura mucho más del progreso que de la corrupción. Hay allí una vanguardia que podría empujar una reforma continua para limpiar nuestro sistema de la corrupción y construir una república que apunte al bien común y sólidas bases institucionales. Que lo cumpla o no, lo dirá la historia”, concluye.

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