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La Hora de LAS
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A la usanza de estos tiempos, el APRA demostró que aún tiene músculo para hacer política en contra, aunque no necesariamente a favor de alguna causa. Para funar, marchar, protestar y patalear, eso sí. Aunque no necesariamente para traducir eso en una propuesta electoral que aún no se concreta. Y qué mejor que hacerlo con la figura de Luis Alberto Sánchez (LAS), a quien el propio partido había olvidado desde su centenario, tanto a nivel monumental como libresco (nadie movió un dedo por sus 120 años). Qué mejor que defender a un político que a su vez era un intelectual de primer nivel, barnizado con la pátina de la cultura, una cualidad tan ausente entre la medianía política de hoy. Visto así, defender la memoria de LAS, quien tuvo (casi) todos los cargos políticos y académicos relevantes de este país —incluyendo ser rector de San Marcos en sus buenos tiempos—, era una forma de diferenciarse de la ‘casta política’ de fiesteros lumpen, viajeros filoterrucos, corruptos virtuales y ‘mochasueldos’ reales. Para defender a LAS y golpear a ‘Porky’, el APRA recibió la ayuda del antiaprismo, del centro y de la izquierda progresista, que es la que maneja la cultura en este país. Ellos se compraron el tema para disparar contra el alcalde de Lima y, de carambola, contra la memoria del exalcalde Castañeda Lossio. Un episodio que muestra el poder que aún tiene la cultura como prestigio ciudadano y como arma política en un país donde se financian películas que pocos ven y se publican libros que pocos leen. La derecha de Adriana Tudela y compañía acaba de darse cuenta de esa fuerza tras leer a Laje, pero LAS siempre lo supo. Por algo tuvo programa de televisión y todo. A ver si ahora, a manera de homenaje, se encargan de reeditarlo y publicar sus textos inéditos en manos de su secretaria, la fiel Marlene Polo.
Tras la afrenta contra LAS, saltó curiosamente el ala izquierda del partido, que en vida habría estado más cercana a Villanueva del Campo. Rápidamente, todos los principales dirigentes de la estrella tuitearon contra el alcalde de Lima. El más agresivo fue Mauricio Mulder, a pesar de que la primera oposición a ‘Porky’ provino de las iniciativas de Jorge del Castillo.
La mañana del miércoles 25 de octubre, la secretaria general institucional del partido, Belén García, recibió una llamada de la Municipalidad de Lima. El plan era coordinar una reunión con ella para hacer público que el busto de LAS se mantendría en su lugar. Y, de paso, desautorizar a Mauricio Mulder, a sabiendas de su enfrentamiento con la facción de Belén García. Ese mismo día, la secretaria general del APRA le envió una nueva misiva al municipio, reiterando el pedido en términos diplomáticos. Según trascendidos, López Aliaga no reconocería a Mulder como su interlocutor. Solo a Jorge del Castillo, a Hernán Garrido Lecca o a Carla García. Paralelamente, algunos compañeros ‘trabajaron’ a algunos regidores y demás autoridades del entorno de López Aliaga. Renzo Reggiardo, el teniente alcalde, fue especialmente diligente al respecto. En privado, él adelantó que la ordenanza se iba a derogar. Era solo cuestión de formas. Y de días, como en efecto ocurrió oficialmente el viernes. Paralelamente, algunos compañeros se comprometieron a acudir a rendirle honores al próximo busto de Luis Castañeda Lossio, donde quiera que este sea colocado. Después de todo, las buenas relaciones no podían romperse de buenas a primeras. Y por más de una razón.
El anunciado monumento a Alan García que se voceaba colocar en el Gran Teatro Nacional, por ejemplo, aún no tiene una ubicación definitiva. Garrido Lecca está trabajando esa próxima conmemoración. Pero no será la única. En el interior del partido, ya se están formando las comisiones para definir las celebraciones por el centenario del APRA. Esa pugna aún tiene para rato. Y es evidente que el cronograma de actividades para conmemorar tamaña efeméride deberá contar con la venia del alcalde de Lima. Los festejos incluirán publicaciones, coloquios y hasta un evento planificado en conjunto con los amigos del partido en México, país en donde la fundación se llevó a cabo el 7 de mayo de 1924. Además, se utilizará parte del material que no se pudo usar en un frustrado homenaje al presidente García, una ceremonia que se canceló por la pandemia. Esto incluía palabras de líderes mundiales y expresidentes, textos escritos y hasta videos.
Pero al alcalde de Lima tampoco le convenía abrirse un flanco con el APRA. No solo porque fueron sus electores, sino porque la temporada de revocatorias está a la vuelta de la esquina. Según la Ley N° 26300, Ley de los Derechos de Participación y Control Ciudadano, solo se puede interponer la revocatoria a un alcalde entre el segundo y el tercer año de su gestión. En el caso de ‘Porky’, la ONPE señala en su norma que se debe adquirir un kit de revocatoria a partir del 3 de junio de 2024 y recabar 1'898,276 firmas, adjuntando los argumentos de la revocatoria y el pago de S/85.70. Ha trascendido, además, que habrá más de un intento de revocatoria, sobre todo en torno a alcaldes de Renovación Popular. Esta jugada de la oposición, sin embargo, puede ser un búmeran, considerando que muchos de los ciudadanos de los distritos con mayor recaudación no quieren revivir el fantasma de las revocatorias y vacancias pasadas. Es un sector que suele oponerse al tema más por una cuestión de pragmatismo y costos que por simpatía hacia ‘Porky’ y sus amigos. En su debido momento, en 2013, ni siquiera se animaron a vacar a una alcaldesa de izquierda bastante menos eficiente, como fue Susana Villarán.
El affaire de LAS sirve como una clarinada de alerta para el alcalde de Lima. Ya sabe que la campaña electoral ha empezado y que la centroderecha está sobrepoblada de precandidatos, como bien lo está sintiendo Carlos Añaños. En tiempos electorales, la fidelidad del elector no existe. Y hasta sus amigos de la derecha que firmaron la carta abierta a favor del busto de LAS se le pueden ‘voltear’.
A dos meses de acabar su primer año de gestión, López Aliaga debería replantear sus prioridades. Perdió muchos meses reestructurando el Municipio de Lima, simplificando el ROF (Reglamento de Organización de Funciones), fusionando los OPD (organismos públicos descentralizados) y las empresas municipales bajo una sola entidad. Cortó ‘grasa’ administrativa, sí, y logró reducir las gerencias de 35 a solo 8. Ahora se ven funcionarios manejando dos o tres gerencias y subgerencias de forma simultánea. También pudo reducir la lista de 13,500 funcionarios, aunque muchos ex-CAS tendrán que ser repuestos por mandato judicial. Eso le permitió redireccionar fondos para obras. Paralelamente, ejerció facultades de gobierno regional en temas de salud y educación. Y le ha dedicado buena parte de su tiempo al financiamiento y abastecimiento de las ollas comunes. Pero también es verdad que no se ha avanzado lo suficiente en las grandes promesas de campaña en temas de infraestructura. ‘Porky’ ha querido hacer mucho con pocos funcionarios y un menor presupuesto. Pero los engranajes del Estado no han ido al mismo ritmo, a pesar de que hizo instalar una cama (y un confesionario) en su despacho para poder trabajar 24/7.
La gestión de López Aliaga es una forma de gobernar desde el municipio, llenando el vacío que deja la presidencia. Una precampaña a base de agua potable y ollas comunes. Ha abarcado mucho, pero viene apretando aún muy poco. Y, sin duda, hay un tema de expectativas por llenar. Quienes lo conocen saben que contesta todas las llamadas y mensajes. Y se compra todos los pleitos, desde declarar duelo regional por la muerte de Luis Giampietri hasta reubicar la estatua de Francisco Pizarro, como pretende un grupo que se ha acercado al alcalde. A veces, siendo demasiado reactivo, como cuando se pelea innecesariamente por Whatsapp con algunos periodistas. Un consejero del alcalde le ha sugerido que no se desgaste en placas, medallas y expresiones boca a boca propias de la ‘batalla cultural’ contra la izquierda. Y que más bien se concentre en las grandes obras que marcarán la diferencia, esas que harán que se le recuerde. Esa es una lección que entendió bien el controvertido Luis Castañeda Lossio. Y también alcaldes como Alberto Andrade Carmona y Luis Bedoya Reyes.
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