José Carlos Requena. Analista político (USI)
José Carlos Requena. Analista político (USI)

La actitud del Gobierno y de la oposición respecto a la huelga de docentes es objeto de análisis en esta entrevista de José Carlos Requena. Ve malos desempeños en ambos lados.

¿La gestión del Gobierno en medio de las huelgas fue la esperada?

Creo que la huelga se extendió demasiado. Fue un problema que pudo solucionarse en su momento y encapsularse en Cusco. La huelga empezó el 15 de junio y, originalmente, era una cosa muy puntual. Lamentablemente, creció a proporciones desmedidas y el Gobierno está cobrando las cuentas del enfoque tecnocrático que le ha querido dar a su gestión.

¿Si no se encapsuló este problema en Cusco fue por una desatención del Gobierno?

El primer enfoque fue de no negociar con radicales y el otro fue de no ceder a las demandas. Con el tiempo, al final de cuentas, se ha accedido a lo primero y se sentaron a conversar. Entonces, hubo un trato bien zigzagueante entre la ministra de Educación y el ministro del Interior, que decía cosas que no ayudaban a distender los ánimos.

¿Faltó unidad?

Claro, lo que más graficó este gran desorden fue la visita del vicepresidente Martín Vizcarra a Ayacucho, cuando tú no sabías ya para qué lo hacía. Entonces, hubo mucho desorden, una impericia que le está pasando factura al presidente, como bien lo demuestran los números de la encuesta de hoy (ayer) de GfK.

¿Ese desempeño pasa por una carencia política?

Pasa, principalmente, por el desdén que tiene el presidente hacia la política. Creo que le molesta, le impacienta el rol de los políticos que conversan, negocian, que ponen en juego los intereses para llegar a soluciones. A mí me extraña que una persona con esa experiencia y habiendo tenido tantos cargos en el Gobierno desdeñe el rol de este tipo de negociaciones y conversaciones para solucionar las cosas.

¿De lo contrario, hubiesen cesado con más celeridad las huelgas?

Claro, y se hubiera encapsulado en Cusco. Ahora la huelga tiene más de dos meses, la ministra se pasó el primer tramo amenazando con que los niños iban a perder clases pensando que eso iba a disuadir a los huelguistas y, lamentablemente, no ha pasado. Si bien hubo algunas conversaciones iniciales, estas no llegaron a ningún lado y recién es en agosto que se arriba a algunos acuerdos.

Más allá del “desdén” que identifica en el presidente en cuanto a lo político, ¿también hay responsabilidad ministerial, de Marilú Martens y del premier Zavala? ¿Demuestra esto, nuevamente, la necesidad de cambios?

Hasta hoy solo hubo recolocaciones de ministros. El único cambio real ha sido el de Salvador del Solar en Cultura, pero el resto fueron reacomodos en lo interno que demuestran a un Gobierno que, además de apolítico, ha optado por la endogamia para gobernar, con un círculo muy cerrado que parece no ampliarse. Y, efectivamente, la huelga está en el ámbito de la cartera de la ministra de Educación.

Hay ya una fecha de interpelación en el Congreso. ¿Se acerca su censura?

Yo creo que la interpelación es inoportuna. Es momento de apoyar al Gobierno en la solución de este caso que es bien complejo. No creo que sea el momento de interpelarla y mucho menos de censurarla. Cuando la cosa se solucione, podría pensarse en algún tipo de rendición de cuentas.

¿Cómo califica la actitud de la oposición en medio de las huelgas?

También ha tenido un comportamiento reprobable. En el mejor momento de la negociación, que fue cuando intervinieron estos mediadores congresales, la ausencia del fujimorismo fue claramente notoria. Luego ellos intentaron tener su propia negociación. No entiendo bien a qué apuntan, pero no creo que Fuerza Popular haya sido, en esta circunstancia, parte de la solución.

¿Con la presencia de los fujimoristas en el diálogo en el Ministerio de Educación se detenían las huelgas?

Por lo menos hubiera hecho notar que la clase política estaba unida en la búsqueda de una solución. Eso, lamentablemente, no se ha dado. Que después de que no hayan ayudado a buscar una solución te interpelen y te pidan cuentas es incoherente.

Keiko Fujimori planteó otorgarle facultades delegadas al Ejecutivo. ¿Es una buena iniciativa?

Creo que este tipo de sugerencias, de concesiones, de ayuda, se hacen por otros canales. Usar las redes sociales habla de su afán por tener una figuración especial que no necesariamente ayuda a la solución de los problemas. El ofrecimiento de la señora Fujimori me parece una cosa un poco impropia.

¿También fue impropia esta solicitud del presidente ante el Congreso para viajar al extranjero en setiembre?

Estás en medio de un problema con las huelgas, habrá una interpelación... Yo no sé qué ganas presentando el pedido ahora. Es cierto que es una cosa procedimental, más protocolar, pero no creo que haya sido oportuno hacerlo ahora. Entiendo que en la Junta de Portavoces había un acuerdo para no plantearlo todavía; sin embargo, la gestión de la PCM hizo que se ponga en agenda, lo cual creo que es una movida bastante torpe.

Autoficha

- “Soy socio de la consultora 50+1. He sido asesor político de la Embajada de Estados Unidos y consultor de IDEA, PNUD, Centro Carter, el Instituto Democrático Nacional (NDI), Banco Mundial, el BID. He publicado el libro Una gran ingenuidad: El Movimiento Libertad 1987-1989.

- “Los políticos, en general, son oportunistas, pero yo no creo que eso ayude a calmar los problemas que está enfrentando el país. En cualquier caso, creo que el ofrecimiento de Keiko Fujimori pudo ser comunicado de otra manera”.

- “El fujimorismo tiene 71 congresistas y perfectamente pueden establecer conversaciones reservadas con el Ejecutivo para buscar soluciones. No entiendo por qué la señora Fujimori ofrece estas cosas públicamente, haciendo un alarde que me parece innecesario”.