“Los jóvenes están determinando estos cambios”, dice sobre los resultados electorales en Europa. “Su proyecto de vida está en crisis”, explica. “Y hay un tema de inseguridad frente a las olas migratorias.”

¿Cómo leer las elecciones europeas?

Estas elecciones europeas hay que leerlas en dos claves. En la clave de la integración europea, porque son elecciones al Parlamento Europeo. Y en clave nacional, en cada caso. En términos del Parlamento, lo que ha triunfado finalmente es lo que se llama la centralidad. O sea que los que van a manejar el Parlamento Europeo son aquellos partidos políticos que siempre han apostado por la Unión Europea, llámese socialistas, conservadores o populares, liberales, verdes. Hay que distinguir entre la derecha y la extrema derecha. No es lo mismo. La extrema derecha, salvo en el caso de España, es muy eurofóbica o anti Unión Europea. Esta extrema derecha se queda muy lejos de poder alterar el curso del proceso de integración europeo. Entonces hay que entrar a la segunda lectura: la lectura por los países. Evidentemente, más que Francia, Alemania parece la más perjudicada por este crecimiento de la extrema derecha. Por dos razones. Primero, porque se han colocado en segundo lugar, desplazando a la socialdemocracia. Segundo, porque es una extrema derecha pro nazi. Y en tercer lugar, porque no hace concesiones. Es muy radical en todos sus planteamientos. Ése quizás sea el caso más grave de crecimiento de la ultraderecha.

¿Y el caso de Francia?

En el caso de Francia, si bien es cierto que ha ganado la señora Le Pen, ella no tiene nada que ver con el proyecto original de su padre. En el camino ha ido moderando mucho el discurso y eso le ha permitido llegar a muchos más amplios sectores de la opinión pública. Y hay cosas que hay que llamar la atención. Por ejemplo, el viejo Le Pen era anti semita y casi un negacionista del Holocausto. Esta señora más bien tiene cierta simpatías por Israel. Y en todo caso, su gran preocupación no es la antisemita, sino puede ser más bien la anti islámica, por la cantidad de inmigración nueva de países islámicos que tiene Francia. Entonces yo diría que el caso de Francia se parece más al caso de Italia. Meloni, la primera ministra italiana que también viene de la ultraderecha, ha ido aislando a los más radicales de la ultraderecha como Salvini, para entenderse mejor con la Unión Europea. La Meloni ha dejado de ser una eurofóbica. Y es una mujer que ya se entiende en mejores términos con Bruselas, es decir, con el proyecto europeo de integración. Entonces hay que hacer esta distinción.

¿Qué pasó en España?

En el caso de España, para hablar de los tres o cuatro países con economías más grandes en la Unión Europea, hay que decir que Vox es muy de derecha pero no es eurofóbica. No hablo del grupito Se acabó la fiesta, porque la verdad es que no lo conozco y no parece tener mayor ideología que unos eslóganes. En los países del sur de Europa, la extrema derecha no es eurofóbica, porque si algo han sacado es la prosperidad a partir de su pertenencia a la Unión Europea. Países como Italia, Grecia y España no pueden ser euroescépticos frente a países como Alemania y Francia, que son contribuyentes netos al presupuesto europeo y que reciben la influencia más fuerte de Bruselas. Yo diría que ésa es la distinción que habría que hacer. El proyecto europeo de integración se ha salvado.

¿Quién podría ganar en las elecciones en Francia?

Si gana Le Pen, como se supone que debería ganar, tendría que entrar al gobierno como primer ministro. Ya existió la cohabitación, tanto con Miterrand como con Chirac. Con Miterrand fue con Chirac y luego Balladur. Y con Chirac fue Jospin. En esos casos, los cohabitantes nunca salieron bien parados. En el fondo, la cohabitación le dio un respiro al presidente que se estaba cayendo. La cohabitación fue un invento que se basaba en un principio constitucional: el presidente de la república es responsable de la política exterior y de la defensa. Y toda la política nacional es responsabilidad del primer ministro. De esta manera el presidente quedaba bien preservado y el primer ministro era el que se desgastaba en el manejo de las políticas públicas. No es una mala solución para Macron. Y no es la mejor solución para Le Pen. Ella ya ha dicho que no va a ser primer ministro. En todo caso, mandará a alguien para que se queme.

Al canciller Scholz también le piden elecciones.

Sí, pero ahí es distinto porque es un régimen parlamentario, a diferencia del régimen presidencialista francés. Llamar a elecciones a Scholz significa ponerse a competir. Probablemente gane la Democracia Cristiana con sus aliados de Baviera. Cambiaría el signo del gobierno, pero no significaría que creciera más en tan poco tiempo la AFD. Yo diría que más bien podría reafirmarse el cordón sanitario en una alianza de Democracia Cristiana y Socialdemocracia en Alemania. En todo caso, yo no vería que él necesita hacer eso como en España, pese a que el Partido Popular le está pidiendo a Pedro Sánchez elecciones. Yo no creo que Sánchez vaya a ir elecciones por el momento. No por el resultado de estas elecciones, en todo caso.


TENGA EN CUENTA

“La votación la ha ganado la derecha, pero no la extrema derecha. La derecha es democrática y europeísta. La extrema derecha es anti europeísta y no muy democrática. Ha ganado la derecha y los siguen los socialdemócratas.”

“Las cosas siguen institucionalmente en su sitio.”

“¿Por qué crece la extrema derecha? Costos de la transición energética y la agenda ecológica. Es evidente que los jóvenes saben que no van a poder vivir como vivieron sus padres. Y hay un problema de inmigración muy fuerte.