La primera, “El largo camino a La Haya”, empieza con el viaje que hicimos con Alan García a Santiago, cuando no había asumido el gobierno. Está el primer encuentro con la señora Bachelet. Y ahí Alan acuña la frase “mantengamos las cuerdas separadas”. Porque este tema era muy importante, pero no debía alterar el tipo de relación que teníamos, que es muy rico en términos comerciales, sociales y económicos. Había 100 mil peruanos viviendo en Santiago. Y todos los días pasaban al Perú unos 4 o 5 mil chilenos. La primera parte llega hasta que decidimos ir a La Haya. La segunda parte es el juicio.