El electo congresista de Perú Libre Guillermo Bermejo perdió los papeles ayer cuando, en el juicio que afronta al ser acusado de haber pertenecido a Sendero Luminoso, la testigo protegida 1FP-3022 lo identificó como un visitante de campamentos terroristas en el Vraem. “Ese es, el de camisa celeste”, dijo en la audiencia virtual en referencia al parlamentario que vestía esa prenda.
Al inicio de su intervención, la colaboradora reconoció que ella fue parte de la organización terrorista entre los años 1989 y 2010, y que había trabajado en todo ese tiempo brindando seguridad a las columnas senderistas.
Y no solo eso. Detalló que seguía las órdenes, en distintos momentos, de los camaradas ‘Alipio’, ‘Feliciano’, ‘Alcides’, ‘José’, ‘Raúl’ y ‘Nora’. Es decir, se codeaba con los sanguinarios dirigentes del senderismo y gozaba de su confianza.
Cuando estaba respondiendo a las preguntas del fiscal adjunto Gino Quiroz, que buscaba esclarecer la relación entre Bermejo y los terroristas, la delatora se refirió al futuro parlamentario. Indicó que, entre 2008 y 2009, se encargó de trasladarlo junto a otras seis personas desde Huancayo, en Junín, hasta el campamento de los Quispe Palomino, ubicado en Huachinapata, en las profundidades de la selva del Vraem.
“Uno de los que he llevado es más testigo que yo, yendo allá, lo estoy viendo en la pantalla, es el de camisa celeste (...). Él sabe a dónde lo he llevado, qué hemos hecho, cuándo ha ido”, expresó.
El abogado de Bermejo, Ronald Atencio, reclamó por el señalamiento de la testigo y exigió a los jueces de la Segunda Sala Penal Transitoria que controlaran la situación.
Bermejo, ya expuesto ante esa manifestación, ensayó una maniobra: como la testigo no podía ser vista en pantalla al ser protegida, y solo se escuchaba su voz, adujo que le estaban “dictando las respuestas”. La única persona que estaba a su lado era el oficial Persy Iberico. Iberico no se quedó callado y descartó que le haya dicho algo a la delatora.
La incomodidad del electo legislador era evidente y también usó sus redes sociales, en pleno interrogatorio, para expresarlo.
“Mi audiencia es una absoluta vergüenza. La testigo (sin rostro por cierto) dice no recordarme pero se prende el micrófono y se oye al policía en custodio soplándole las respuestas para que me acuse ¿dónde estamos?”, tuiteó.
En una audiencia anterior, el representante de Perú Libre había solicitado conocer la identidad de los seis testigos que lo incriminan. Pero el tribunal desestimó su solicitud.
La testigo recordaba bien a Guillermo Bermejo. Incluso precisó que la vez del encuentro para el traslado al campamento de los Quispe Palomino, los cabecillas terroristas, este cargaba una “maleta pequeña”.
A su turno, el procurador antiterrorismo Elmer Cruzado preguntó a la colaboradora qué hacían los que acudían a esos encuentros con senderistas. La testigo sostuvo que era común que suscribieran “un acta de sujeción” para someterse a la ideología de Sendero.
“De esa manera evalúan a la persona, su sentir, su objetivo”, explicó.
La estrategia del abogado Atencio se enfocó en encontrar alguna contradicción entre lo que respondía la testigo clave y su sentencia de colaboración de 2013.
“Me ratificó en todo lo que dije allí (en su colaboración)”, refería la delatora. Ante otras preguntas del letrado señalaba un escueto “no recuerdo”. En un momento, Atencio advirtió que por dar esas respuestas la testigo no colaboraba con el proceso. Pero la sala aclaró que se debía respetar esas declaraciones.
Bermejo, en tanto, volvía a usar el Twitter para descargarse. “La testigo sin rostro miente descaradamente (...) en su sentencia jamás me nombra, ¿por qué se permite mentir impunemente?”, publicó.
En la próxima audiencia, convocada para el 14 de julio, otros dos testigos declararán contra el congresista electo.