El caso de las nuevas fábricas de firmas falsas da luces sobre una práctica ya tradicional, que no por eso debe ser pasada por alto. Las decenas de partidos involucrados suman cientos de miles de firmas. Y son más de las que se ven en los reportajes televisivos.
AÚN MÁS FIRMAS FALSAS
Hay partidos reincidentes. Ya antes, en el periodo 2022-2023, el Reniec había detectado que 17,466 firmas de las 53,592 presentadas por Primero la Gente no eran hábiles. Y de ellas, hasta 5,201 firmas habían sido hechas por un mismo puño.
También hay otros reincidentes. Incluso en la esfera de los llamados partidos tradicionales. En 2024, el Reniec detectó que, de las nuevas 10,000 fichas presentadas por Fuerza Popular, unas 2,040 venían de un mismo puño. El mismo año, de las 12,524 firmas presentadas por Somos Perú, 1,960 provinieron de un mismo puño. Pasó algo análogo con Avanza País (1,503 firmas de 11,251) y el PPC (970 firmas de 32,000). Esto confirma dos cosas: que existe un patrón histórico de comportamiento y que el Reniec sí tiene (o debería tener) la facultad de detectar firmas falsificadas.
A eso hay que sumarle algunas atingencias. De los 300 domicilios a los que acudieron los reporteros de Latina y Cuarto poder, solo obtuvieron respuestas claras en menos de la mitad, ya sea porque nadie contestó al llamado o porque nadie estaba en casa. Además, cabe agregar que el Reniec solo se ha limitado a analizar a una treintena de partidos, excluyendo a los que recién se han inscrito y no han pasado ese filtro. Debido a la carga laboral, solo algunos partidos nuevos han podido ser pasados por la revisión completa, como Perú Federal (3,720 de 27,000) y Sí Creo (1,356 de 43,397). Finalmente, hay que subrayar que el Reniec solo ha revisado una muestra representativa. Un tercio de las firmas presentadas por cada partido, como ya es tradición. La conclusión se cae de madura: las firmas falsificadas son muchísimas más.
Mira: Estos son los partidos políticos inscritos que suman más del 60% de firmas falsas detectadas
VACÍOS Y SANCIONES LEGALES
A pesar de que forman parte de un mismo sistema electoral, la ONPE, el Reniec y el JNE no comparten una misma base orgánica de datos informativa. Si uno presenta sus planillones ante el ROP del JNE, estas firmas no pasan previamente por el Reniec. Para ello, se debería implementar previamente una reforma normativa. Bajo el argumento de la autonomía y la independencia de estos tres órganos, se olvida que los tres pertenecen a un mismo sistema electoral y que deberían trabajar de manera conjunta para garantizar el sistema democrático.
El registro manual de firmas de afiliados no ha cambiado significativamente en cincuenta años. Recientemente, se propuso la incorporación del registro biométrico en el proceso. Esta potestad estaba en el ámbito del JNE hasta 2019. En 2024 se firmó un convenio con el Reniec que posibilitaba esa reforma. Y recién en marzo de este año, el Congreso aprobó en primera instancia un proyecto de ley suscrito por el Reniec para incorporar el registro biométrico.
Ya habiendo sido convocadas las elecciones generales de 2026, los partidos involucrados ni siquiera pueden ser suspendidos. Sin embargo, cabría la opción de iniciar un proceso legal que sancione en dos instancias a los responsables con miras a las elecciones subnacionales de 2026.
Paralelamente, no estaría mal impulsar una campaña ciudadana. Premiar con el voto a alguno de los 11 partidos que no han presentado firmas falsas. Y castigar electoralmente a todos los demás. De paso, sería una buena forma de reducir la absurda lista de partidos políticos en carrera. Una lista que, como vemos, tiene un origen apócrifo.
Hasta 2024, han sido muy pocas las desafiliaciones indebidas. El JNE exige que primero se le envié una solicitud de desafiliación. Luego, el firmante debe denunciar ante la Fiscalía y demostrar posteriormente, en un proceso judicial, que la firma es falsa. Un proceso engorroso que hará que este caso quede en nada.
FÁBRICAS LAS DE MIS TIEMPOS
Atrás quedaron los tiempos en que Óscar Medelius usaba dinero del Estado para falsificar firmas para la rerreelección fujimorista. Como se recuerda, el congresista fue condenado a ocho años de prisión y S/5 millones de reparación civil por instaurar una fábrica de firmas para la inscripción del movimiento fujimorista Vamos Vecino en 1998. Este hecho permitió la reelección de Alberto Fujimori en 2000. De aquella fábrica salió también José Cavassa, implicado en la falsificación de firmas en los planillones de Perú 2000. Un operador que llevó su expertise a Podemos y a Los Cuellos Blancos del Puerto. En su momento, la mayoría parlamentaria salvó a Alejandro Toledo de la vacancia por otro caso de firmas falsas, esta vez de País Posible, el primer partido del entonces presidente.
Hoy, sería impensable usar dinero del Estado para montar de fachada una notaría, para instaurar allí toda una fábrica de firmas y así poder inscribir a un solo partido al servicio de una dictadura. Hoy, ese servicio se ha tercerizado, el know how se ha masificado, los costos se han abaratado y el mercado se ha diversificado. A juzgar por los reportajes presentados en Latina y América Televisión, ahora el trabajo se hace a destajo, el cliente es contactado por el ofertante, la red incluye conexiones en todas las instituciones electorales y hasta se paga por los útiles.
Luego de su extradición y prisión, Medelius, ya fallecido, paseó su expertise por diversos partidos, siendo relacionado tanto con Antauro Humala como con Martín Vizcarra. No sorprende que se haya dedicado al rubro de las mafias de construcción. Al parecer, ya le había salido demasiada competencia en el rubro de la falsificación de firmas.
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