Un tribunal español decidirá este viernes si extraditará a Perú a Luis Alberto Mío Morocho, miembro del Escuadrón de la Muerte —un grupo de efectivos que se enquistó en la Policía Nacional y asesinó a 32 civiles durante el gobierno de Ollanta Humala. La Fiscalía española se ha mostrado a favor de la extradición de Mío Morocho, acusado de haber cometido 13 asesinatos entre 2012 y 2013.
El Escuadrón de la Muerte montó nueve falsos operativos, donde involucraron a personas vinculadas a delitos callejeros de “poca monta”—en palabras del exministro del Interior, Rubén Vargas— para luego asesinarlos bajo la acusación de que eran “peligrosos delincuentes, extorsionadores o secuestradores”. Ministros y comandantes generales condecoraron, en su momento, al grupo de policías por los operativos, sostuvo Vargas.
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“Sin duda que hay mucho todavía por investigar y un paso importantísimo es la judicialización de ese caso. Y el paso aún más importante es que la Policía los capture”, dijo Vargas a Perú21.
En ese sentido, Rubén Vargas, uno de los artífices del desmantelamiento del grupo, señaló que los testimonios de los policías directamente involucrados, como Luis Alberto Mío Morocho, son valiosos para saber quiénes ordenaban las ejecuciones y hasta qué nivel llegaba la estructura del Escuadrón de la Muerte.
“Creo que sería importante que los que están empezando a ser detenidos evalúen su situación (...) y se acojan a la colaboración eficaz”, afirmó el extitular del Mininter.
EL ROL DE MÍO MOROCHO
Según la Fiscalía, Luis Alberto Mío Morocho, quien pertenecía a la Dirección General del Ministerio del Interior, alquilaba vehículos y habitaciones en hoteles cercanos para tener control absoluto de los operativos. Mío Morocho también fabricaba documentación de inteligencia para justificar la existencia de una banda criminal y, por ende, de las acciones policiales.
TENGA EN CUENTA
- Eduardo Trujillo Isidro, testigo clave del caso del Escuadrón de la Muerte, murió en prisión el 29 de julio de 2020. Una fuente policial le dijo a Perú21 que Trujillo había sido asesinado, pero el certificado de defunción atribuyó su muerte al COVID-19.