FRENTE A LA LEY. Fiscal de la Nación, Patricia Benavides, supervisó la extradición de Toledo y le explicó al exmandatario el procedimiento. (Foto Fiscalía)
FRENTE A LA LEY. Fiscal de la Nación, Patricia Benavides, supervisó la extradición de Toledo y le explicó al exmandatario el procedimiento. (Foto Fiscalía)

descendió del avión cargando sus culpas y sus deudas con la justicia. El sentirse perdido, acorralado por el sistema judicial peruano que lo esperó seis largos años, pesa más que las maletas que trajo desde California. Durante sus casi 12 horas de antesala a su encierro en el penal de Barbadillo –desde anoche su nueva residencia por largo tiempo–, el expresidente no pudo disimular su derrota, su resignación.

A las 7:02 horas del domingo el avión comercial que lo trajo extraditado desde Estados Unidos arribó al aeropuerto Jorge Chávez. La nave debía seguir vuelo con rumbo a Chile. Para Toledo, el viaje tampoco acababa en ese instante: su paradero final era un establecimiento penitenciario, la Diroes, donde ya cumple las primeras horas de sus 18 meses de prisión preventiva, acusado de recibir 35 millones de dólares de la empresa Odebretch, a cambio de concederle la construcción de la carretera Interoceánica Sur durante su gestión.

Una escolta de agentes federales estadounidenses entregó al exmandatario a la justicia peruana en la sede de la Dirección de la Aviación Policial (DIPA) en el Callao para ser procesado por actos de corrupción en su gobierno derivados del caso Odebrecht. Toledo vestía la misma casaca verde con la que salió de los Estados Unidos. Mientras otra casaca, de color negro, escondía las marrocas en su mano, señal inequívoca de su detención.

La fiscal de la Nación, Patricia Benavides, supervisó la extradición y luego explicó a Toledo sus derechos fundamentales y el procedimiento que debía seguir antes de ser recluido. Ahí mismo, quien fuera presidente del país entre 2001 y 2006 fue sometido al reconocimiento médico por personal del Instituto de Medicina Legal.

UNA LARGA ESCALA

Tras ello fue trasladado en helicóptero al cuartel Los Cibeles, en el Rímac, y de allí siguió su recorrido en automóvil a la Corte Superior Nacional de Justicia Penal Especializada, en el centro de Lima. Escoltado por vehículos y motocicletas policiales, como en su lustro presidencial, en esta sede judicial le realizaron el control de identidad, en una audiencia a cargo de la magistrada Margarita Salcedo Guevara, y en donde estuvo presente el fiscal José Domingo Pérez, del equipo especial Lava Jato.

En esta sala, Toledo se mostró tranquilo pero en varios pasajes de la audiencia apostó por la mirada baja. Si bien la sesión no duró más de 15 minutos, el ex líder de Perú Posible permaneció más tiempo de lo esperado en este local, antes de regresar a Los Cibeles.

Su abogado, Roberto Lu, denunció que su defendido no probó alimentos en la mañana ni en la tarde y calificó de maltrato el haberlo tenido más de tres horas en la sede judicial.

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En el transcurso de la tarde, el Instituto Nacional Penitenciario (INPE) informó que en base de la orden de internamiento emitida por el Quinto Juzgado de Investigación Preparatoria Nacional, se dispuso que Toledo sea recluido en el establecimiento penal de Barbadillo, ubicado en Ate, y que alojará a un tercer expresidente del Perú. Lo acompañarán Pedro Castillo y Alberto Fujimori.

EN BARBADILLO BAJAN

Un nuevo vuelo en helicóptero lo llevaría desde Los Cibeles hasta su destino final. Un largo viaje que empezó la noche del sábado en Los Ángeles. Eran casi las siete y 12 minutos de la noche cuando la nave tocó el suelo del presidio.

El exmandatario descendió custodiado por policías y agentes del INPE y fue trasladado hacia lo que es desde anoche el lugar donde pasará sus días y sus noches en los próximos 18 meses.

Toledo, que dejó a Eliane Karp en Estados Unidos, aún no podrá recibir visitas, hasta que el Consejo Técnico Penitenciario de este reclusorio determine los días y horarios, según señaló INPE.

En un último fallido intento por evitar su extradición, Toledo presentó el pasado lunes una moción de emergencia ante la Corte de Columbia para detener su detención, algo que pudo conseguir anteriormente cuando el pasado 7 de abril un juez anuló la orden de arresto que debía ejecutarse en su contra, después de que un tribunal de apelaciones admitiera la petición de la defensa de Toledo para retrasar la extradición por 14 días.

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