Con la excusa de su último libro, el ex canciller Luis Gonzáles Posada dispara contra los presidentes Lula y AMLO, a la vez que le aconseja a la Cancillería peruana romper el aislamiento en el que está.

El presidente Lula defendió al dictador Nicolás Maduro y remeció la región.

Las declaraciones de Lula demuestran que es un político bipolar. Por algunos momentos es una persona sensata, cuerda y respetuosa. Pero en otros casos no, como ahora. Prácticamente ha santificado a un dictador como Maduro. Lo ha llamado demócrata y objeto de una narrativa falsa. Lo que dijo Lula es ofensivo para la democracia de América Latina.

Instituciones como Human Right Watch le han enmendado la plana a Lula.

Lula debería decirle eso a los 240 mil venezolanos que viven en Brasil, huyendo de su país por hambre y persecución política. Eso es solo parte de los más de 7 millones que han escapado de la tiranía de Venezuela. Ojalá que a Lula le alcancen una copia del informe de los fiscales de la Corte Penal Internacional, quienes están investigando los crímenes de lesa humanidad. Ese informe es contundente en cuanto a torturas, asesinatos y encarcelamientos. Y si tiene mayores dudas puede buscar los dos reportes de la Alta Comisionada de las Naciones Unidas sobre Derechos Humanos y la Comisión de Derechos Humanos de la OEA. Todos registran los actos crueles, los atropellos y los abusos que comete un dictador. Tenemos muy claro que Maduro, y ahora Lula, forman parte del eje del socialismo del siglo XXI, que agrupa a diferentes dictaduras de la región.

Boric y Lacalle Pou tomaron distancia de esa izquierda.

Me alegro mucho que el presidente de Chile haya marcado una firme distancia de lo dicho por Lula, como la están marcando otros sectores de izquierda y demócratas de todas las posiciones. Y la Cancillería de Perú también debió marcar distancia de Lula y no quedarse callada. Porque callar es aceptar en un momento de graves perturbaciones.

¿Qué posición debería tomar el gobierno frente a AMLO?

La Cancillería de Perú debería romper el aislamiento. El primer ministro debe demostrar la falsedad de la narrativa castillista que ha estado circulando. Hay que poner al descubierto a López Obrador, quien ha hecho docenas de referencias falsas sobre el Perú, cargándonos de improperios y ataques. Y que además ha violado el principio de no intervención. López Obrador es un psicópata y mitómano. Yo recomendaría leer el libro “El imperio de los otros datos: tres años de falsedades y engaños desde Palacio”, escrito por el cineasta Luis Estrada. Ahí el autor ha recopilado 86 mil embustes en las 800 mañaneras que lleva López Obrador. Y claro que ya superó la cifra, porque un informe habla ahora de 101 mil. Ahora el presidente de México ha iniciado una campaña contra la Suprema Corte de Justicia de la Nación de México, solo porque ellos han declarado inconstitucional que algo se declare ‘secreto de Estado’. Y es que AMLO quiere que nadie tenga acceso a la información de licitaciones y un conjunto de proyectos como el famoso Tren Maya, que tiene un presupuesto de US$ 7,800. El presidente incumple con una simple solicitud de transparencia. Y ha respondido llamándola “justicia podrida”. Ése es López Obrador. Un mitómano que además agrede a quien no está de acuerdo con él.

El Consulado peruano en México ha recibido amenazas de muerte. Una llamada anónima dice que “el embajador regresará a Perú en una bolsa de basura”.

La amenaza a nuestros diplomáticos es responsabilidad de López Obrador, quien ha alentado la violencia y odia a los peruanos.

Su libro conmemora los 100 años de la gesta que gatilló el nacimiento del APRA como partido y de Haya de la Torre como líder.

Un señor se me acercó en un mercado a preguntarme si era hijo de Carlos Gonzáles Posada. Le dije que sí. Y me dijo “yo soy Salomón Ponce, sobrino nieto de Salomón Ponce, que murió con el estudiante Alarcón Vidalón en la jornada del 23 de mayo de 1923″. Me comentó que tenía todos los periódicos de la época donde salía mi padre apoyando a Haya de la Torre. Le expliqué que yo no conservaba ninguno. Naturalmente en la época de Sánchez Cerro y Odría la policía se llevó todo. Y cuando me alcanzó lo que tenía me abrió un mundo. Luego, gracias a la Biblioteca, amplié la investigación.

El espíritu de esa jornada fue básicamente liberal.

La jornada del 23 de mayo del 23 fue una demanda liberal de los universitarios y catedráticos que reclamaban lilbertad de culto, matrimonio civil y separación de la Iglesia del Estado. Esas banderas eran las que se agitaban en todas las demás sociedades latinoamericanas.

¿Cuál fue el rol de su padre en esa gesta?

Haya de la Torre, presidente de la Federación de estudiantes del Peru, convocó a una Asamblea Universitaria en el Salón General de San Marcos el día 23 de mayo. Llegaron los estudiantes y la policía cordonó todo el local. Mi padre acompañó a Haya para ingresar trepando los techos. Él ya era conocido por haber batallado en la jornada por las ocho horas, la reforma universitaria y la creación de la Universidad Popular González Prada. Y bueno, se aprobó un manifiesto, la policía detuvo gente, murieron el obrero y el estudiante. Y al día siguiente los estudiantes rescataron los cadáveres para velarlos. Y luego vino la gran manifestación y el discurso de Haya. Poco después Haya es detenido y luego deportado. Lo demás es historia.