El estudio más reciente de Naciones Unidas revela que los cultivos ilegales crecieron un 14%

Una persona que vende hoja de coca al narcotráfico cobra US$3.4 por kilo, lo que significa un 42% más de ganancias comparado con quienes se registran en la Empresa Nacional de la Coca (Enaco) y venden su producto en el mercado legal para la elaboración de mates, caramelos o para chacchar, como es costumbre en la zona andina.

Esta es una de las razones por las que el Perú, a pesar de su esfuerzo por combatir el tráfico ilícito de drogas, sigue un paso atrás de los criminales.

Desde el 16 de febrero hasta el 15 de agosto de este año, el proyecto especial de Control y Reducción de Cultivos Ilegales en el Alto Huallaga (Corah) ha erradicado 16,197 hectáreas de hoja de coca ilegal en Ucayali, Puno, Huánuco, Pasco y Loreto. La meta del 2017 al 2022 es de 25 mil hectáreas (ha) por año.

Por su lado, la Dirección Antidrogas de la Policía (Dirandro), entre el 1 de enero y el 6 de agosto de 2019, decomisó casi 30 toneladas de pasta básica de cocaína y clorhidrato de cocaína. Además, han destruido 84 pistas de aterrizaje clandestinas.

LOS AVANCES DEL NARCO
Las cifras sobre la base de la actividad delictiva sobrepasan las acciones del Estado. De acuerdo a los datos más recientes de Naciones Unidas, las plantaciones ilegales en nuestro territorio aumentaron de 43,900 ha, en 2016, a 49,900 ha, en 2017, es decir hay una variación del 14%.

Además, se estima que la producción potencial de hoja de coca seca para 2017 fue de 117,292 toneladas, o sea, 11% más que en 2016. De ese total, el 90.7% estaría destinado al narcotráfico.

Una fuente del Ministerio del Interior reconoció el aumento de la actividad criminal y sostuvo que la principal motivación de los criminales es el dinero.
“Si es que la autoridad no tuviera un control permanente, quizás seríamos un narcoestado, pues habría que sumarles a las cifras del tráfico ilícito de drogas las 25 mil hectáreas que el Corah erradica cada año”, comentó.

La procuradora antidrogas Sonia Medina acotó que si bien existe un control “casi total” de la zona del Huallaga, falta ingresar al Vraem, que está “infestado” de cultivos ilegales y laboratorios de producción de drogas.

“La alta producción de sustancias cocaínicas que tenemos se puede corroborar simplemente al observar las últimas incautaciones. Ya no estamos hablando de un cuarto de kilo o medio kilo de drogas, sino de toneladas”, comentó la procuradora.

Para Medina, este incremento también se explica porque no hay un estricto control de los insumos químicos, que es responsabilidad de la Sunat.
“En las zonas fronterizas, en los corredores del narcotráfico, no hay garitas de control. Con eso se abre las puertas a los criminales para pasar insumos y se continúe produciendo cocaína”, explicó.

La lista de productos que la Sunat debe fiscalizar suman un total de 38 e incluye insumos como la acetona, amoniaco, benceno, kerosene de aviación y otros combustibles y químicos que son usados para producir drogas.

Entre enero y abril de este año, la Sunat informó que había incautado 564 toneladas de insumos químicos en Ayacucho, Cusco, Huánuco, Junín, Madre de Dios y Lima. Sin embargo, la producción y exportación de clorhidrato de cocaína y PBC continúa viento en popa.

TENGA EN CUENTA
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*Se estima que entre el 0.3% y 0.4% de la población mundial que tiene entre 15 y 64 años de edad son consumidores de cocaína.

*El número de muertes relacionadas con el consumo de drogas en 2014 fue de 43.5 por cada millón de personas entre 15 y 64 años.

*La actividad del narcotráfico en Perú involucra a 50,000 familias y la producción es entre 300 y 400 toneladas de cocaína por año. Ha acumulado un capital de US$20 mil millones.

OPINA PEDRO YARANGA, ESPECIALISTA EN TEMAS DE NARCOTRÁFICO

"Se hace más droga con menos coca"
"Los cocaleros ilegales del Vraem se están desplazando hacia Puerto Inca y a la zona entre Cusco y Madre de Dios, donde se han detectado una docena de pistas clandestinas. Esto pasa porque las familias van creciendo y sus tierras ya no alcanzan para todos los hijos.

Ellos continúan con el cultivo ilegal por el facilismo, pues la coca se produce en menos tiempo que el cacao y el café, que son la propuesta alternativa que da Devida. Aunque sí hay gente de la zona del río Ene que ha apostado por esos cultivos y está feliz, sin deudas en los bancos, con dinero legal y sin miedo.

Otro factor que influye es que en el mercado legal de hoja de coca hay altos estándares que deben cumplir los cocaleros. Por ejemplo, si es que le cae agua a la hoja seca, se pone negra y Enaco ya no la compra. En cambio, al narcotráfico solo le importan los niveles de alcaloide, que en Perú es superior. Por eso aquí se hace más drogas con menos hoja de coca.
El Estado debe preocuparse porque la erradicación sea sostenible en el tiempo, pues ahora hay muy poco control para evitar resiembra ilegal".