"Hay mediocridad de funcionarios en puestos claves, incluso ministerios donde el requisito parece ser tener algún prontuario”, afirma Pulgar-Vidal.  (Foto: EFE)
"Hay mediocridad de funcionarios en puestos claves, incluso ministerios donde el requisito parece ser tener algún prontuario”, afirma Pulgar-Vidal. (Foto: EFE)

tiene una amplia experiencia en política ambiental y es con ese conocimiento que analiza en esta entrevista el papel y las responsabilidades de Repsol y del Estado en la emergencia ambiental provocada por el derrame de casi 12 mil barriles de petróleo. Habiendo sido ministro, el balance sobre el gobierno de también estuvo presente.

Manuel Pulgar-Vidal: “El Perú se está convirtiendo en la vergüenza de la región”
Conversamos con el exministro del Ambiente, Manuel Pulgar-Vidal quien sostiene que el gobierno de Pedro Castillo está “jalado en acciones y capacidad” y advierte que ha habido displicencia del Estado en el tratamiento del derrame de petróleo provocado por Repsol.

Se cumplen dos semanas del derrame de petróleo y se informa ahora que fueron 12 mil barriles los que cayeron en nuestras aguas y la cifra podría aumentar conforme avancen las indagaciones. ¿Cuál es su balance?

Podemos dividir este desastre en tres momentos: el primero es el que evidenció la negligencia, incompetencia e irresponsabilidad de Repsol frente a comunicar y tener una capacidad de respuesta para un derrame de esta naturaleza; un segundo momento, que yo diría es el momento de la mentira, donde la gerente de Relaciones Institucionales de Repsol alegó no tener ninguna responsabilidad, pero también el presidente de Repsol Perú, que dio un conjunto de datos falsos, muchos insuficientes y otros inexactos; y creo que estamos entrando al tercer momento, donde, como siempre ocurre, la verdad está emergiendo en forma de petróleo.

Hay una carta del capitán del buque Mare Doricum que revela una serie de deficiencias y eso alimenta aún más la responsabilidad de la empresa…

Así es, el capitán del Mare Doricum señala nueve reclamos, algunos de los cuales vale la pena destacar. El primer reclamo indica que Repsol no tenía al momento de la descarga un metraje de vallas de contención suficiente para circundar el perímetro total de la embarcación, que es una práctica habitual en la descarga de petróleo. Segundo punto, una vez que se produjo el derrame, Repsol le fundamentó al capitán que la contingencia había sido corregida, cosa que era absolutamente falsa; tercero, el capitán dice que los buzos que debían verificar si el derrame se seguía produciendo no ingresaron al mar sino a partir del día siguiente, pero lo más grave es cuando dice que no hubo un oleaje anómalo; (…) y para ponerle la cereza a la torta de las mentiras, el capitán señala que nunca le proporcionó la información de cuánto estaba recibiendo el tanque de almacenamiento y el reporte horario de qué estaba pasando... Esta carta queja del capitán pone en evidencia una absoluta irresponsabilidad, pero desde el punto de vista jurídico lo que muestra es que son responsables. Creo que no solo hay negligencia, sino que hay casi dolo, una actitud dolosa en la manera que Repsol ha actuado y espero que todas las acciones administrativas, civiles e incluso penales sean aplicadas.

¿Cuáles son las sanciones que corresponde adoptar?

Hay sanciones que corresponden al ámbito administrativo del a través de sus órganos adscritos, en este caso el OEFA, y hay otras acciones que corresponden al ámbito judicial. La parte administrativa del OEFA se da por dos motivos: porque dicta medidas inmediatas administrativas para corregir el problema, y si no se cumplen, se imponen multas, pero a su vez por el desastre en sí, se inicia un proceso administrativo sancionador que puede llevar a la imposición de una multa de 30 mil UIT, que son 150 millones. Lo que yo demandaría, y a partir de eso exigirle al procurador del Ministerio del Ambiente, es que se inicien los procesos de reparación civil y esto incluye el daño que se ha producido más el lucro cesante a la poblaciones afectadas.

El gobierno ha hablado de la entrega de bonos. ¿De qué manera puede aliviar esto porque las demandas son inmediatas?

De hecho, el Estado actúa con mucha displicencia. Desde un primer momento fue incapaz de proveer la información debida. Recién el viernes 28 nos ha informado sobre lo que parece ser la verdadera magnitud del desastre; también nos hablan de cuánto petróleo se ha recogido, pero toda información parece ya tardía. Es más, estamos 15 días después y se sigue empadronando cuando deberíamos tener claridad de cuál es el volumen de población afectada, cuántas familias implica ello y cuánta es la pérdida económica de las dos semanas que ya han pasado, pero a su vez de las semanas que se proyectan porque frente a un desastre de esa naturaleza no solamente es lo que ya pasó, sino en cuánto tiempo se repondrá el ecosistema a las condiciones que tenía previas al desastre.

La premier informó que se revisarían los contratos de Repsol pero estos no existen porque no se trata de un lote petrolero, sino de una concesión, Entonces, ¿qué tan informado está el gobierno para, a partir de eso, adoptar medidas que resulten efectivas?

Bueno, parece que la presidenta del Consejo de Ministros en su momento mostró mucha desinformación porque dijo que no existía plan de contingencia y era obvio que ese es un error porque todas las empresas tienen que tener plan de contingencia; lo que no tenía Repsol era la capacidad de ejecutarlo. Y, efectivamente, ahora señala que rompería un supuesto contrato cuando es una concesión, pero a su vez este tipo de medidas extremas que pasan ya por el contrato o cuál es el operador también tienen que trabajarse con cuidado porque si yo reemplazo a este operador, que ha actuado con mucha negligencia e incompetencia, para poner a alguien como Petroperú, que no tiene la capacidad hoy día probablemente de actuar, o a un operador que eventualmente podría tener peores condiciones, estoy cambiando algo malo por algo que puede resultar peor (..). Cuando el Estado afirma sobre potenciales decisiones que pueden resultar arbitrarias para un operador, su exposición frente a un arbitraje y a una indemnización por arbitraje resulta siendo muy perjudicial para él. Yo preferiría moverme en el ámbito de las sanciones administrativas, de la responsabilidad civil, de las indemnizaciones correctas y de la responsabilidad penal, pero a su vez por un Estado que es capaz de, con su fuerza coercitiva, exigir a la empresa que limpie y que limpie lo más rápido posible.

En ese contexto, ¿cómo ve esta reunión secreta del secretario del Despacho Presidencial, Carlos Jaico, con directivos de Repsol?

Desde el punto de vista de la política actual, casi algo habitual frente al pésimo y sospechoso comportamiento de un gobierno mediocre e incapaz, lamentablemente. Desde un punto de vista jurídico, lo veo como algo absolutamente inaceptable. El gobierno, y menos a ese nivel, que es el alto nivel de decisión presidencial, no tiene nada que discutir con un administrado que está bajo fiscalización, evaluación y eventualmente, y ojalá, bajo sanción; es inaceptable una reunión de esta naturaleza (…). La información no es clara; primero se alegaba que el presidente había mostrado su molestia por su desconocimiento, pero ahora se señala que el presidente sí sabía; esta falta de información transparente no solo deja mucho que desear, sino que levanta de inmediato sospechas y eso no puede seguir así.

Y dejan mucho que desear también expresiones como las del ministro de Comercio Exterior, Roberto Sánchez, quien ha señalado que, en defensa del medio ambiente o de la soberanía, ellos no tienen ningún temor de reunirse con santos y demonios…

Si una persona en su ámbito individual y personal se reúne con santos y demonios, a mí me importa poco, pero cuando esa persona es una autoridad del Estado, entonces, nuevamente, eso es inaceptable, y en realidad tiene altísima responsabilidad funcional. Un funcionario del Estado tiene que saber cuáles son sus roles, con quién se puede reunir y la transparencia de las reuniones que debe sostener. Uno no tiene por qué reunirse con personas que sabemos que no corresponde porque, si no, el Estado está poniendo en duda su propia capacidad de coerción, de sanción.

¿Cuál es su análisis de estos primeros 6 meses de gobierno del presidente Pedro Castillo?

Mi balance es de un gobierno que está absolutamente jalado, pero no solo jalado en acciones, sino jalado en capacidad y jalado en perspectivas de futuro. La entrevista del presidente Castillo por diferentes medios, entre ellos CNN, lo que nos muestra es un presidente que no tiene idea de cuál es su rol, pero tampoco tiene idea de hacia dónde caminar. El presidente no puede alegar su previo desconocimiento del rol presidencial para decir que está acá para aprender. El Perú no puede verse sometido a todo lo que tengamos que esperar para que usted en algún momento aprenda, porque cada día que pasa en esa supuesta fase de aprendizaje nos causa un poco más de daño, de retraso, de dolor como país, que a su vez se ve reflejado en capitales que salen, inversiones y empleos que se pierden, informalidad que crece; por lo tanto, yo lo jalo en todo sentido al gobierno en el que ni siquiera veo perspectivas mínimas de propósito de enmienda. Segundo, la no calidad, poca calidad y mediocridad de funcionarios del Estado en puestos claves, incluso ministerios donde el requisito parece ser tener algún prontuario para ingresar, es también de gran lamento. Nos estamos convirtiendo en la vergüenza de la región por la manera como se está ejerciendo la gestión desde el Ejecutivo.

¿El Congreso está a la altura de las circunstancias?

El Congreso definitivamente no está a la altura de las circunstancias y lo que pasa es que el sistema está tan mal armado que los que acceden a la función política en el Congreso lo hacen bajo reglas que lo que generan es que lo único que busquen sea enquistarse lo más posible en el poder. Entonces, cuando son candidatos, ofrecen respaldar la reforma política o lo que sea necesario, pero, apenas ingresan, se dan cuenta de que no quieren perder sus cinco años de salarios y un conjunto de gollerías y, por lo tanto, no aceptan ningún cambio y se producen fragmentaciones de bancadas; peor aún, el Congreso es el centro de la contrarreforma. Eso no puede ser, desarrollamos una reforma educativa para el sistema universitario, una reforma para el transporte y otros temas, y ahora a todo le quieren dar marcha atrás.

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