Martín Vizcarra debe recoger la bandera de la reconciliación y plantear el compromiso de todas las fuerzas políticas para apoyar este tema. Al mismo tiempo, tiene que recuperar la autoridad y liderazgo del presidente, por lo que debe ser claro a lo largo de su mensaje.
Él también tiene que desmarcarse de todo aquello que lo pueda convertir en un títere de cualquiera de las facciones políticas.
El nuevo presidente debe plantear la formación de un gobierno que tenga estabilidad, que represente a todos los peruanos y que no se entregue a ningún grupo.
Vizcarra tendrá poco tiempo para gobernar y está recibiendo un país desacelerado, enfrentado y con problemas sociales muy graves, así que debe consolidar una agenda corta, breve, pero eficaz.
Necesita un gabinete independiente, con políticos que no tenga anticuerpos, pero sí capacidad de diálogo, con liderazgo.