Castillo estuvo acompañado de Aníbal Torres, al presentarse en la fiscalía.
Castillo estuvo acompañado de Aníbal Torres, al presentarse en la fiscalía.

La debacle de –quien fue presidente de la República por un año, cuatro meses y nueve días– empezó la noche del martes, a puertas de que el Congreso debata la tercera moción de vacancia, cuyo resultado era de pronóstico reservado. Alrededor de las 10:00 p.m. le abrió las puertas de Palacio de Gobierno a Iber Maraví, otrora integrante de Sendero Luminoso y representante de la izquierda más extrema que acompañó a Castillo, desde el primer día de gestión, en su corto periplo en el Poder Ejecutivo. El gobierno estaba con las horas contadas.

A las 7:40 de la mañana Pedro Castillo y el ministro de Defensa, Gustavo Bobbio, le pidieron la renuncia al comandante general del Ejército, Walter Córdova. Este, después de una hora, a las 8:40 a.m. firmó su dimisión. Las cosas empezaban a ponerse color de hormiga en el país.

Una hora después, Salatiel Marrufo, exjefe del gabinete de asesores del Ministerio de Vivienda, se autoincriminaba ante la Comisión de Fiscalización del Congreso y aceptaba que, en un acto ilegal, le entregó al profesor en sus propias manos dinero proveniente de una millonaria coima. “Personalmente le entregué 100 mil soles al señor presidente Pedro Castillo”, dijo un arrepentido Marrufo minutos antes de las 10:00 a.m.

MIRA: Pedro Castillo se dirigía a embajada de México, pero fue detenido por su propia seguridad

A las 11:40 de la mañana, Pedro Castillo se confesó culpable de todo lo que se le acusa. Pero, lejos de presentar su renuncia, decidió convertirse en dictador y dar un golpe de Estado sin el respaldo de sus ministros, salvo de la premier Betssy Chávez y el exministro Aníbal Torres. Estos dos personajes estuvieron presentes en el despacho presidencial mientras el profesor se daba un tremendo autogolpe.

Castillo dio un mensaje a la nación. Tenía las manos temblorosas y no podía mantener firmes los papeles que leía. Con esa inseguridad es que ‘decretó’ el cierre del Congreso y un toque de queda para todos los peruanos.

De inmediato, las alarmas de las instituciones democráticas de nuestro país se encendieron. Castillo no solo ordenó cerrar el Poder Legislativo, sino que, en un juego de palabras, dijo que reestructuraría la Fiscalía de la Nación, el Tribunal Constitucional, la Junta Nacional de Justicia y todo organismo que le era incómodo. Al mismo estilo del dictador Alberto Fujimori. Pero su intentona dictatorial le duró poco.

A menos de tres horas del mensaje presidencial, a la 1:25 p.m. las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional emitieron un comunicado conjunto. “Cualquier acto contrario al orden constitucional establecido constituye una infracción a la Constitución y genera el no acatamiento por parte de las FF.AA. y la PNP”, señalaron.

A la 1:30 p.m. Pedro Castillo se dio cuenta del grave delito que había cometido y decidió retirarse por la puerta trasera de Palacio de Gobierno en compañía de su familia. Lo hicieron con unas bolsas de colores, llevando lo que serían sus prendas personales.

A la 1:40 de la tarde, Pedro Castillo fue vacado por el Congreso de la República por permanente incapacidad moral con 101 votos.

Fuentes de Perú21 en la Cancillería aseguran que el golpista se dirigía de Palacio de Gobierno rumbo a la embajada de México en San Isidro y como segunda opción tenía las casas diplomáticas de Venezuela y Bolivia. Sin embargo, en el camino, los agentes de Seguridad del Estado que lo resguardaban recibieron la orden de sus superiores de detenerse a inmediaciones de la avenida Wilson en el Cercado de Lima, a pocos metros de la Clínica Internacional. Aunque la comitiva de Castillo ya estaba atorada por el caótico tráfico capitalino del mediodía.

Bajo la ley de flagrancia delictiva, la Policía –dirigida en ese momento por los coroneles Harvey Colchado y Walter Lozano– lo detuvo a la 1:50 p.m. y lo llevó a la sede policial más cercana –las oficinas de la Séptima Región Policial–, hasta donde minutos después llegó la fiscal de la Nación, Patricia Benavides, para certificar la detención de Pedro Castillo por el delito de rebelión.

El expremier Aníbal Torres ahora se convirtió en el abogado del profesor golpista.

A la que no se le vio todo el día fue a Betssy Chávez, la joven ministra y también congresista, que creyó que hacer política es sinónimo de gritar e insultar sin ningún argumento de por medio.


DURMIÓ AL LADO DE FUJIMORI

Sobre las 9 de la noche, el detenido Pedro Castillo fue trasladado al cuartel policial de Los Cibeles (Rímac), sede principal de la Dirección de Seguridad del Estado.

Desde dicho recinto se le trasladó en helicóptero al penal de Barbadillo en la Diroes, donde paradójicamente se encuentra recluido Alberto Fujimori, el expresidente que el 5 de abril de 1992 también perpetuó un golpe de Estado.

 Pedro Castillo sale detenido en un vehículo policial  EFE/ Renato Pajuelo
Pedro Castillo sale detenido en un vehículo policial EFE/ Renato Pajuelo

En el traslado, Castillo estuvo acompañado en todo momento de Aníbal Torres, quien habría sido el principal instigador del quiebre del orden constitucional. El detenido llegó a Barbadillo minutos antes de 10 de la noche y se le asignó una celda.

Pero para la Fiscalía el trabajo no termina. Patricia Benavides, mandamás del Ministerio Público, lideró una diligencia de registro e incautación de documentos. Ella ingresó a Palacio de Gobierno y los fiscales del Equipo Especial hicieron lo mismo en la Presidencia del Consejo de Ministros, en los ministerios de Justicia, Interior, Producción, Vivienda, Transportes y Trabajo.


TENGA EN CUENTA

  • Desde que asumió la coordinación del Equipo Especial de la PNP, Harvey Colchado recibió amenazas y fue constantemente amedrentado por personas allegadas a Palacio de Gobierno.
  • El comandante general de la PNP Raúl Alfaro se encuentra con COVID-19. Por ahora lo reemplaza el procesado por el robo de gasolina en la Dircote Vicente Álvarez.

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