Luis Fernando Figari, fundador del Sodalicio, vive exiliado en Roma. (GEC)
Luis Fernando Figari, fundador del Sodalicio, vive exiliado en Roma. (GEC)

Mientras la presidenta emitía su discurso por 28 de julio ante el Congreso, y el país celebraba las Fiestas Patrias, Martín López de Romaña salía de la Nunciatura Apostólica, en Jesús María, con los ojos vidriosos.

Su encuentro con la misión especial enviada por el papa Francisco para recoger su denuncia de los abusos sexuales, psicológicos y físicos que sufrió por parte del Sodalicio de Vida Cristiana (SCV, por el nombre en latín Sodalitium Christianae Vítae), y de su líder Luis Fernando Figari, había removido sus más dolorosos recuerdos de adolescencia y juventud.

Martín López de Romaña

Sin embargo, esta vez se sintió diferente. Esta vez sintió que su testimonio de 14 tormentosos años vividos en esa sociedad apostólica —aceptada por el papa Juan Pablo II en 1997— no eran simples palabras al aire.

“Por primera vez me he sentido escuchado”, aseguró Martín. Fue lo primero que expresó apenas salió de la sede eclesiástica, donde estuvo más de una hora hablando con el obispo de Malta, Charles Scicluna, y el sacerdote español Jordi Bertomeu.

“La cantidad de crímenes, abusos físicos, sexuales y psicológicos es tan abrumadora que es imposible que la Iglesia piense que el Sodalicio pertenezca a su rebaño; es una estafa espiritual que viene durando desde 1971″, dice.

En su libro La jaula invisible (Debate, 2021), el artista plástico de 48 años contó que Luis Figari —o, como él se hacía llamar, el fundador— planteaba a sus servidores “entregar el culo por el bien de la Iglesia” y en ocasiones los obligaba a desnudarse al frente de él.

La Nunciatura Apostólica fue la sede a donde llegaron las víctimas para contar los abusos que sufrieron de parte del Sodalicio. (Foto tomada con Motorola EDGE20 PRO)
La Nunciatura Apostólica fue la sede a donde llegaron las víctimas para contar los abusos que sufrieron de parte del Sodalicio. (Foto tomada con Motorola EDGE20 PRO)

Y no solo era Figari, sino también otros altos sodálites que exigían a los menores desvestirse para ser tocados y ser sometidos a otros tratos humillantes, como ser golpeados con libros o latigazos si no se aprendían pasajes de los evangelios.

La experiencia de López de Romaña puede haber sido una de las últimas en conocerse a través de su publicación, pero no fue la primera.

De hecho, han pasado 22 años desde que se conociera la denuncia pública con la que se destaparon los abusos que cometía el SCV.

El periodista José Enrique Escardó, otra de las víctimas, se encargó de sacar a la luz a Figari, hoy de 76 años y exiliado en Roma.

En su juicio final

Que Charles Scicluna y Jordi Bertomeu sean los encargados de presentar al papa Francisco el informe final sobre el caso Sodalicio es una muestra de que la Iglesia, tras dos décadas, ha tomado en serio las denuncias.

Scicluna y Bertomeu fueron los mismos representantes del Santo Padre que llegaron en junio de 2018 a Chile para investigar el mayor escándalo de abusos sexuales contra menores de edad protagonizados por el sacerdote Fernando Karadima.

La misión especial del papa Francisco la integran los sacerdotes Charles Scicluna y Jordi Bertomeu. (Agencia Uno)
La misión especial del papa Francisco la integran los sacerdotes Charles Scicluna y Jordi Bertomeu. (Agencia Uno)

El reporte que elevaron fue lapidario. En setiembre de ese año, y ante las inobjetables evidencias, al Sumo Pontífice no le quedó otra que expulsar a Karadima del sacerdocio.

La Santa Sede informó que se trató de una “decisión excepcional en conciencia y por el bien de la Iglesia”.

Bertomeu tiene la fama de ser el ‘agente 007′ del Vaticano contra los abusadores. En mayo, por ejemplo, estuvo en Bolivia y Paraguay recogiendo otros testimonios de abusos.

En 2021, el sacerdote contó a la revista Vanity Fair que desde 2012 es oficial de la Inquisición romana, heredera de la denominada Santa Inquisición de la época de los reyes católicos que tiene un museo en Lima, al lado del Parlamento.

Al ser consultado sobre su labor como investigador de los abusos sexuales en América Latina, los calificó de “fenómeno” y que este “ha existido siempre”.

“¿Por qué estos casos se denuncian ahora y no antes?, nos preguntamos todos. Pensemos que la sociedad actual es cada vez más abierta e igualitaria, más consciente de sus derechos, y con medios de comunicación cada vez más incisivos. Por eso la lucha contra toda forma de corrupción es más y más eficaz”, contestó Bertomeu.

Respecto a lo que halló en Chile con el caso Karadima, sostuvo que ha marcado “un antes y un después” para el periodo de vida de la Iglesia y que esta ya no puede seguir encubriendo las denuncias, como lo hacía antes cuando “controlaba la comunicación”.

La prensa también ha sido víctima del Sodalicio no solo por darles voz a los denunciantes, también por revelar cómo amasan su patrimonio.

La comitiva del Papa se reunió con el periodista Daniel Yovera, quien colaboró con la cadena internacional Al Jazeera para un reportaje publicado en 2016 que —según el autor— exhibió las movidas de empresas vinculadas al Sodalicio para apropiarse de terrenos en Piura.

Daniel Yovera sobre el Sodalicio

“La misión especial quería conocer detalles de lo que se relata en el documental El escándalo del Sodalicio. Hemos dado alcances de ello y de lo que ha sido una persecución y acoso mediático contra periodistas que hemos investigado, desde distintos aspectos, las actividades del Sodalicio y sus organismos”, declaró Yovera.

Uno de los posibles desenlaces que le espera al Sodalicio es su cierre definitivo. Las pruebas en su contra son concluyentes. El jefe de la Iglesia católica tendrá la última palabra. Las víctimas están expectantes de encontrar una justicia que hasta ahora ni la Fiscalía ni el Poder Judicial les concedieron.

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